Me encuentro respirando, olfateo un olor, soy animal y al despertarme encuentro el momento justo entre la sobriedad y la inconciencia del sueño.... ese lapso, en ese puente soy yo y mis órganos nada más, la maquinaria orgánica que me destruye al serme revelada.
El accidente
Estos fenómenos nos despiertan del letargo de la cotidianidad, del diario mecánico.
La rutina moderna y los horarios establecidos nos hunden en la ceguera, nos sacan los ojos ante lo maravilloso de cada suceso. Estamos tan acostumbrados al bienestar y a la perfección que llegamos a pensar que todo este “orden” es un deber del mundo hacia nosotros, o aun de la Divina Providencia.
…y si por unos días se fuera la luz en el mundo, se levantarían guerras.
Instinto y razón
Me pregunto (incluyéndome yo), porqué hemos de separar instinto y razón, si somos seres fértiles por naturaleza, llevamos una energía consigo que por factores sociales o religiosos se mantiene sosegada, guardada en esa cajita. A veces se piensa mucho, se piensa en cómo me ve ese otro y no hay entrega, no hay explosión de esa energía.
Aunque hoy nos rehusemos a ello por las altas cifras de la población, la naturaleza nos dotó con el poder de la reproducción y es innegable pues no somos seres mecánicos, estamos hechos de sangre y la fertilidad en nuestros cuerpos nos lo asevera. Es cierto, las condiciones para traer un ser al mundo no son idóneas, la vida es muy difícil, los corazones son presa del nihilismo, pero no tenemos porqué dejarnos hundir en esos delirios. Aunque me digan inconsciente algún día pisará tierra Leia Amidala.
El instinto y la razón no tienen porqué estar separados, tenemos muy olvidada nuestra animalidad con tanto modal, con la etiqueta y la educación que nos es inculcada, habrá que aceptarse primero que nada, saberse corpóreos, efímeros, equiparables a una piedra que ha de ser deshecha por la gota de agua, pero al fin verá su término.
El ser humano hace rituales, le da nombre a las cosas y aun si tales nombres son obsoletos siguen creyendo en lo nombrado, mas no en los hechos. Los nombres son sólo ideas, de lo fáctico se puede inferir una buena idea, aunque a través de la imaginación se ha llegado muy lejos, no hay porqué separar entonces… el pensar y el hacer se debe concatenar.
El consumismo
Hemos visto al consumismo como una de las peores facetas del pensar y actuar moderno, son los medios un estrago para las vidas de muchas personas, los medios masivos han pasado a ser la religión moderna, quien dicta cómo se “debe ser” incluso físicamente, sobre todo las mujeres quienes nos dejamos llevar por dichos medios y modas, la parodia churro novela Televisa y por estándares de belleza que han consumido la vida de muchas consumidoras.
Pero hay otro factor, la modernidad nos ha provisto de muchas comodidades, y ¿acaso es eso infernal?, hasta dónde puede ser contraproducente la comodidad, ¿pudiera ser hasta el grado del sedentarismo más radical y el olvido de la salud...., la obesidad, la pérdida del contacto con la naturaleza y el sumirse en lo artificial?, ¿en lo hecho por el hombre?, en lo “made in China”, cuál es el problema… nombremos hasta dónde nos ha llevado el consumismo.
Si le volteamos la cara a la moneda podemos ver que la cultura del consumismo nos ha provisto de más tiempo para nosotros por hacer las cosas a manera inmediata: microondas, arrocera, automóvil, tarjeta de crédito, Internet, etc., sin embargo la inmediatez con la que se vive es relativamente proporcional al tiempo que se requiere para el trabajo.
La gente enferma por hacer las cosas a tiempo, ¿el tiempo de quién? es la cruz absoluta del estrés, se transmite esa urgencia hasta el más mínimo ser; el crecimiento híbrido de las ciudades ha empezado a hacer estragos en la gente, se vienen de los lugares apacibles buscando oportunidades y el monstruo citadino se traga a quien decide luchar contra él, hay quien sobrevive por haber nacido a un costado de esa fuerza irrompible que nos regula incluso nuestro reloj interno con ciclos inventados.
¿Hasta qué grado es benéfica la comodidad? y los productos que hacen de la vida un camino más ligero.
Me decía una señora… “qué tiene de malo ir a comprar, me lo he ganado sobándome el lomo y me lo merezco”, además si hay ciertos objetos que producen placer y bienestar emocional, tales como un buen disco o una nieve de fresa, porqué no consumir… si este sistema es de consumo, entonces libertad de consumo, pero la idea sería consumir haciendo conciencia. Dirán, de qué sirve hacer conciencia, de mucho.
Un factor importante que no se quiere ver es la explotación del obrero y la indiferencia ante ello, los desperdicios tóxicos lanzados al mar y a los ríos que corrompen la naturaleza; por otro lado está la verdadera belleza de los medios de transporte, que nos pueden trasladar en tan poquito tiempo al lugar deseado, además de los medios de comunicación que nos dan tantas cosas, tales como el conocer gente que jamás nos hubiéramos imaginado por la lejanía de su existencia. Aunque de cierta forma las necesidades son creadas, pero conforme avanza la tecnología avanzan nuestras necesidades.
Lo único que pudiésemos extrañar es el acortamiento de las distancias.
La navidad
A pesar de las incontables tragedias que hay en el mundo, tales como el hambre, el doloroso teatro de las guerras, la política, los sistemas corruptos, etc. A pesar de que hay tantas cosas por las cuales llorar, me alegra la navidad, es un tiempo hermoso para celebrar estar vivos bajo cualquier condición, de nada vale quejarse y ponernos tristes en instantes como este si en cualquier otro fin de semana celebraríamos hasta el vómito!, habrá a quien le duela no recibir un regalo, sobre todo a los niños, quienes bañados con la ilusión inocente que nos vende la tele, esperan un santaclaus y un juguetito para sonreír; hoy que soy adulta disfruto aun más la navidad que cuando pequeña, hoy me llena de emoción saberme conciente de tener una madre y un hermano, un abuelote hermoso y bonachón y amigos que van a mi casa en navidad. Las luces, el calor de la fogata, el ciprés, la nieve y todos los aditamentos que componen la navidad crean un calor en mi pecho sin comparación. Y qué decir del año nuevo, que es renovación espiritual, es dejar atrás (con todo y el cliché que conlleva toda esa faramalla) las penas, los errores, cerrar ciclos, es levantarse un nuevo día con el sol aun más brillante y decir… ¡ aquí voy! 2006!, y que Lupón nos bendiga, tantas cosas bellas nos esperan, no sé si esté borracha de optimismo pero espero mucho del 2006 y esa esperanza me tiene suspirando.
Lo más efectivo de esto, lo que más me tiene llena de dicha es la gente que he conocido, que maravilloso se siente escuchar a The Beatles una nochecita de invierno en una carretera que lleve muy muy lejos, y amanecernos al calor de una fogata, The Beatles son el regalo de mi vida y todo lo que está bajo su sombra.
La dignidad y el orgullo
La dignidad y el orgullo en la mayorías de los casos no son más que dos características morales que destruyen vidas, es una autocadena que nos condena a no ser flexibles y no perdonar. No pasa nada si se da el brazo a torcer de vez en cuando, no siempre se ha de tener la razón, si se nos culpa por algo, entonces el río lleva mucha agua, habría que analizarnos a sí mismos desde la perspectiva del otro.
A veces se pierden amigos, lazos afectivos que pudieran trascender. El chiste es perdonar, si nos ponemos a platicar abiertamente con la sra. que va en el taxi o con el señor que llega a la banquita a darle de comer a las palomas… ¿porqué no hablarle al hermano o al amigo que valdría más por todos los momentos vividos que por una simple rencilla?. Siempre que se lleva rencor en el alma se revierte, es como si inyectásemos la dosis al enemigo y se nos revirtiera aun con más potencia, ah que sabios mis Beatles, “all we need is love”. He ahí la clave del universo, de los hoyos negros, de la vida misma, de la fecundación y del orden caótico bajo el que juguetea el cosmos.
Granos de arena en el universo
Qué onda con nosotros, habría que reconciliarse consigo mismo para poder aceptar que no todo en este mundo es basura, para poder creer que la bondad como fin en sí misma si se puede dar.
Habría que dejar de lado el ideal del hombre y aceptarnos carne, ver que somos necesidad fisiológica y si no atendemos eso morimos.
El ser humano ha hecho cosas grandes, un ejemplo de ello es la música y lo sublime de sus notas, la grandeza de la arquitectura que pareciera perenne, lo que podemos lograr juntos aunque se manejen intereses por debajo del agua. No niego que el hombre es grande, incluso el individuo es tan grande, cada vida es muy importante, es muy doloroso ver cuando a alguien se le apaga su velita. Aceptarnos efímeros es el estado de conciencia que nos pudiera liberar de las ataduras y las laceraciones que nos auto infringimos pretendiendo ser eternos.
En el baño de pozo
Las tablas crujían al pisarlas, era entrar ahí o que los intestinos explotaran, cuando recargué la mano en una de las tablas se quebró el soporte y me hundí en la mierda, no podía respirar, estaba comiendo excremento para poder aguantar más la respiración, no pude hacer nada y morí en la asfixia más absurda.
Dios y el temer creer en Dios (crisis moderna)
Hoy en día está de moda el nihilismo, quien cree en Dios está fuera de onda, se le juzga de pensador ilógico y de vivir en otra época… pues dicen los que saben que “Dios ya murió”, pero… el chiste de esto es sentirlo, independientemente de las tragedias que ha provocado la institución de la Religión, la espiritualidad es muy aparte, llámese Dios, llámese naturaleza, llámese Lupón o hasta Santa Muerte.
El accidente
Estos fenómenos nos despiertan del letargo de la cotidianidad, del diario mecánico.
La rutina moderna y los horarios establecidos nos hunden en la ceguera, nos sacan los ojos ante lo maravilloso de cada suceso. Estamos tan acostumbrados al bienestar y a la perfección que llegamos a pensar que todo este “orden” es un deber del mundo hacia nosotros, o aun de la Divina Providencia.
…y si por unos días se fuera la luz en el mundo, se levantarían guerras.
Instinto y razón
Me pregunto (incluyéndome yo), porqué hemos de separar instinto y razón, si somos seres fértiles por naturaleza, llevamos una energía consigo que por factores sociales o religiosos se mantiene sosegada, guardada en esa cajita. A veces se piensa mucho, se piensa en cómo me ve ese otro y no hay entrega, no hay explosión de esa energía.
Aunque hoy nos rehusemos a ello por las altas cifras de la población, la naturaleza nos dotó con el poder de la reproducción y es innegable pues no somos seres mecánicos, estamos hechos de sangre y la fertilidad en nuestros cuerpos nos lo asevera. Es cierto, las condiciones para traer un ser al mundo no son idóneas, la vida es muy difícil, los corazones son presa del nihilismo, pero no tenemos porqué dejarnos hundir en esos delirios. Aunque me digan inconsciente algún día pisará tierra Leia Amidala.
El instinto y la razón no tienen porqué estar separados, tenemos muy olvidada nuestra animalidad con tanto modal, con la etiqueta y la educación que nos es inculcada, habrá que aceptarse primero que nada, saberse corpóreos, efímeros, equiparables a una piedra que ha de ser deshecha por la gota de agua, pero al fin verá su término.
El ser humano hace rituales, le da nombre a las cosas y aun si tales nombres son obsoletos siguen creyendo en lo nombrado, mas no en los hechos. Los nombres son sólo ideas, de lo fáctico se puede inferir una buena idea, aunque a través de la imaginación se ha llegado muy lejos, no hay porqué separar entonces… el pensar y el hacer se debe concatenar.
El consumismo
Hemos visto al consumismo como una de las peores facetas del pensar y actuar moderno, son los medios un estrago para las vidas de muchas personas, los medios masivos han pasado a ser la religión moderna, quien dicta cómo se “debe ser” incluso físicamente, sobre todo las mujeres quienes nos dejamos llevar por dichos medios y modas, la parodia churro novela Televisa y por estándares de belleza que han consumido la vida de muchas consumidoras.
Pero hay otro factor, la modernidad nos ha provisto de muchas comodidades, y ¿acaso es eso infernal?, hasta dónde puede ser contraproducente la comodidad, ¿pudiera ser hasta el grado del sedentarismo más radical y el olvido de la salud...., la obesidad, la pérdida del contacto con la naturaleza y el sumirse en lo artificial?, ¿en lo hecho por el hombre?, en lo “made in China”, cuál es el problema… nombremos hasta dónde nos ha llevado el consumismo.
Si le volteamos la cara a la moneda podemos ver que la cultura del consumismo nos ha provisto de más tiempo para nosotros por hacer las cosas a manera inmediata: microondas, arrocera, automóvil, tarjeta de crédito, Internet, etc., sin embargo la inmediatez con la que se vive es relativamente proporcional al tiempo que se requiere para el trabajo.
La gente enferma por hacer las cosas a tiempo, ¿el tiempo de quién? es la cruz absoluta del estrés, se transmite esa urgencia hasta el más mínimo ser; el crecimiento híbrido de las ciudades ha empezado a hacer estragos en la gente, se vienen de los lugares apacibles buscando oportunidades y el monstruo citadino se traga a quien decide luchar contra él, hay quien sobrevive por haber nacido a un costado de esa fuerza irrompible que nos regula incluso nuestro reloj interno con ciclos inventados.
¿Hasta qué grado es benéfica la comodidad? y los productos que hacen de la vida un camino más ligero.
Me decía una señora… “qué tiene de malo ir a comprar, me lo he ganado sobándome el lomo y me lo merezco”, además si hay ciertos objetos que producen placer y bienestar emocional, tales como un buen disco o una nieve de fresa, porqué no consumir… si este sistema es de consumo, entonces libertad de consumo, pero la idea sería consumir haciendo conciencia. Dirán, de qué sirve hacer conciencia, de mucho.
Un factor importante que no se quiere ver es la explotación del obrero y la indiferencia ante ello, los desperdicios tóxicos lanzados al mar y a los ríos que corrompen la naturaleza; por otro lado está la verdadera belleza de los medios de transporte, que nos pueden trasladar en tan poquito tiempo al lugar deseado, además de los medios de comunicación que nos dan tantas cosas, tales como el conocer gente que jamás nos hubiéramos imaginado por la lejanía de su existencia. Aunque de cierta forma las necesidades son creadas, pero conforme avanza la tecnología avanzan nuestras necesidades.
Lo único que pudiésemos extrañar es el acortamiento de las distancias.
La navidad
A pesar de las incontables tragedias que hay en el mundo, tales como el hambre, el doloroso teatro de las guerras, la política, los sistemas corruptos, etc. A pesar de que hay tantas cosas por las cuales llorar, me alegra la navidad, es un tiempo hermoso para celebrar estar vivos bajo cualquier condición, de nada vale quejarse y ponernos tristes en instantes como este si en cualquier otro fin de semana celebraríamos hasta el vómito!, habrá a quien le duela no recibir un regalo, sobre todo a los niños, quienes bañados con la ilusión inocente que nos vende la tele, esperan un santaclaus y un juguetito para sonreír; hoy que soy adulta disfruto aun más la navidad que cuando pequeña, hoy me llena de emoción saberme conciente de tener una madre y un hermano, un abuelote hermoso y bonachón y amigos que van a mi casa en navidad. Las luces, el calor de la fogata, el ciprés, la nieve y todos los aditamentos que componen la navidad crean un calor en mi pecho sin comparación. Y qué decir del año nuevo, que es renovación espiritual, es dejar atrás (con todo y el cliché que conlleva toda esa faramalla) las penas, los errores, cerrar ciclos, es levantarse un nuevo día con el sol aun más brillante y decir… ¡ aquí voy! 2006!, y que Lupón nos bendiga, tantas cosas bellas nos esperan, no sé si esté borracha de optimismo pero espero mucho del 2006 y esa esperanza me tiene suspirando.
Lo más efectivo de esto, lo que más me tiene llena de dicha es la gente que he conocido, que maravilloso se siente escuchar a The Beatles una nochecita de invierno en una carretera que lleve muy muy lejos, y amanecernos al calor de una fogata, The Beatles son el regalo de mi vida y todo lo que está bajo su sombra.
La dignidad y el orgullo
La dignidad y el orgullo en la mayorías de los casos no son más que dos características morales que destruyen vidas, es una autocadena que nos condena a no ser flexibles y no perdonar. No pasa nada si se da el brazo a torcer de vez en cuando, no siempre se ha de tener la razón, si se nos culpa por algo, entonces el río lleva mucha agua, habría que analizarnos a sí mismos desde la perspectiva del otro.
A veces se pierden amigos, lazos afectivos que pudieran trascender. El chiste es perdonar, si nos ponemos a platicar abiertamente con la sra. que va en el taxi o con el señor que llega a la banquita a darle de comer a las palomas… ¿porqué no hablarle al hermano o al amigo que valdría más por todos los momentos vividos que por una simple rencilla?. Siempre que se lleva rencor en el alma se revierte, es como si inyectásemos la dosis al enemigo y se nos revirtiera aun con más potencia, ah que sabios mis Beatles, “all we need is love”. He ahí la clave del universo, de los hoyos negros, de la vida misma, de la fecundación y del orden caótico bajo el que juguetea el cosmos.
Granos de arena en el universo
Qué onda con nosotros, habría que reconciliarse consigo mismo para poder aceptar que no todo en este mundo es basura, para poder creer que la bondad como fin en sí misma si se puede dar.
Habría que dejar de lado el ideal del hombre y aceptarnos carne, ver que somos necesidad fisiológica y si no atendemos eso morimos.
El ser humano ha hecho cosas grandes, un ejemplo de ello es la música y lo sublime de sus notas, la grandeza de la arquitectura que pareciera perenne, lo que podemos lograr juntos aunque se manejen intereses por debajo del agua. No niego que el hombre es grande, incluso el individuo es tan grande, cada vida es muy importante, es muy doloroso ver cuando a alguien se le apaga su velita. Aceptarnos efímeros es el estado de conciencia que nos pudiera liberar de las ataduras y las laceraciones que nos auto infringimos pretendiendo ser eternos.
En el baño de pozo
Las tablas crujían al pisarlas, era entrar ahí o que los intestinos explotaran, cuando recargué la mano en una de las tablas se quebró el soporte y me hundí en la mierda, no podía respirar, estaba comiendo excremento para poder aguantar más la respiración, no pude hacer nada y morí en la asfixia más absurda.
Dios y el temer creer en Dios (crisis moderna)
Hoy en día está de moda el nihilismo, quien cree en Dios está fuera de onda, se le juzga de pensador ilógico y de vivir en otra época… pues dicen los que saben que “Dios ya murió”, pero… el chiste de esto es sentirlo, independientemente de las tragedias que ha provocado la institución de la Religión, la espiritualidad es muy aparte, llámese Dios, llámese naturaleza, llámese Lupón o hasta Santa Muerte.