septiembre 15, 2005

Relatos del Coleccionista


¿Porqué a mi?, ¿qué fue lo que hice mal?, éstas son las dos preguntas que continuamente retumban en mi cerebro, ¡demonios! ya me tocó de nuevo otra crisis de depresión, no puedo evitar el que se humedezcan mis ojos y con rabia enciendo un cigarro para tranquilizarme, lo hago con mucho cuidado de no hacer ruido para no despertar a mi hijo que con trabajos lo pude convencer de que durmiera y dejara en paz esos videojuegos, hice un trato de jugar con él 10 minutos con la condición de que me obedeciera.
Un poco más tranquilo observo las sombras que se forman en las paredes, desplazando lentamente una luz del día agonizante, a la cual no le queda otra opción que ir cediendo su territorio y deslizarse a través de la ventana.
¿Porqué a mi?.... uno siempre cree que a todos los demás les puede pasar menos a uno mismo.

Recuerdo cuando estaba en la escuela, la manera en que mis amigos y yo nos burlábamos de la gorda y solterona maestra de Etimologías, siempre de mal humor gritándole a todo el mundo, y en sus descansos se arrinconaba en una banca con una mirada tan muerta como la materia que estaba dando.
Yo burlón le decía a mi amigo Luis, que ya le presentara a su Tío solterón, porque la solución era que alguien ya le diera hasta por debajo de los cal….cetines:
-vas a ver que al siguiente día va a venir hasta flotando y sonriente con un gran ¡hoooooola!.
Soltábamos la carcajada y nos íbamos a jugar alejándonos con asco de ese traumado ser.

Un ligero ronquido me hace recapacitar y volteo a ver la hermosa silueta de Salomé, mi pareja que se encuentra de espaldas durmiendo, ella es maravillosa, dedica todo su tiempo en atendernos, no tiene ninguna falla, limpia, cocina excelente, de un buen carácter y siempre cantando y bailando; con respecto al amor, cada noche me hacia viajar a planos inimaginables, yo que me consideraba un perito en el sexo, nunca había sido tratado con tanta pasión, ella parecía conocer todos mis puntos débiles, excitándolos al máximo.
A mi hijo lo quiere mucho, lo ayuda en sus tareas y le da muchos consejos, yo se lo agradezco, aunque a veces no me explico cómo se da tiempo de tener siempre la casa limpia y la comida lista, ya que también trabaja durante el día en un salón de belleza.

Escucho pisadas en el pasillo, ha ser mi hijo que se dirige al baño, él es lo único bueno que quedó de mi anterior fracaso matrimonial.
-¡Ah! Maria, cuanto te quise, recuerdo cuando te conocí, éramos vecinos y me subía a la azotea con mi guitarra y poniéndome lo más cerca de tu ventana te componía mil y un canciones.
Todo el mundo hasta mi mamá me decía que no me convenías, pero yo no les hacia caso.
Yo era feliz acompañándote a todos los lugares, no importaba que fuera ayudar a llevar la ropa de tu familia a la lavandería, siempre declarándonos nuestro amor entre detergentes y suavizantes. Mi mamá sabía que además de la música me gustaban las motos, ella me prometió que me compraría una con tal de que la dejara, yo accedí, pero al mes mi madre frustrada se dio cuenta de que lo hice para poder sacarla a pasear.

Siempre me consideré hombre de una sola mujer y no en comparación de mis amigos que se vanagloriaban compitiendo a ver quien tenía más novias al mismo tiempo, y si eran amigas se les daba más crédito, ya que no se explicaban cómo podía verlas sin que supiera la otra.
Tontos…yo les decía que en el futuro ellos iban a sufrir, “porque con la vara que mides serás medido”, cuan equivocado estaba, toda mi filosofía se derrumbo como una pirámide de naipes y en el bar eran ellos felizmente casados los que me daban consejos de mi inminente divorcio.
¿En que fallé?..yo le di todo, trabajaba para ella, todo mi cheque se lo daba completo para que lo administrara, le compré un carro de agencia, mientras yo me las arreglaba con mi carcacha para ir al trabajo.
Ya que se aburría en la casa cuidando a nuestro hermoso bebé, me pidió una computadora en la cual se pasaba platicando (“chateando”) con amigos de todo el mundo, no me molestaba, porque sentía que era una buena terapia para distraerse, hasta accedí con sacrificios a pagarle unos cursos de computación, grave error, quién iba a pensar que nos abandonaría a mi hijo y a mi por su maestro.

Mi pareja se despierta y me observa sentado en una esquina de la cama, me dice que ya necesita de mi y quiere abrazarme, yo le comento fríamente que en cuanto termine de fumar mi cigarro lo haré, ella complaciente se vuelve a acomodar para seguir durmiendo.
Cuan enamorado estoy de ella, recuerdo que cuando la conocí, ella me escucho pacientemente y para mi fue increíble que el destino por fin tuviera piedad de mi y me haya dado la oportunidad de conocerle, aceptando a este fracasado divorciado y con un hijo.
Cuando le propuse matrimonio ella, dulcemente se negó, diciéndome que no deseaba obligarme con un papel a estar con ella, que aceptaba irse a vivir conmigo y que si deseaba continuaría hasta el final de nuestros días, confesándome que lo único que no podía cumplirme era ofrecerme otro hijo, porque en un accidente quedó estéril.
¡Qué me importaba!, ella era la mujer que tanto deseaba y además adoraba a mi hijo, que más le podía pedir a la vida.

-Pero al caprichoso destino le gusta jugar y primero nos envuelve de felicidad hasta las nubes, para luego repentinamente retirarse y dejar caer a la cruda realidad.

Dirijo la mirada hacia el closet en el que ayer a maldita hora, buscando ese collar que era de mi madre yo quería sorprenderte para regalártelo en tu cumpleaños que se avecina.
Accidentalmente golpeé una caja vieja de zapatos en la cual guardas tus pertenencias, cayéndose la tapa al piso la recogí para ponerla en su lugar, pero me llamo la atención la foto de un señor de bigote que se encontraba al interior.
Nunca me dio por revisar las cosas de nadie, pero en ese momento me dominó la curiosidad y como no había nadie en casa me deje llevar por mis instintos.
Al ir leyendo los documentos me fui enterando de una terrible realidad, esta era la prueba contundente en la cual mostraba en tu acta de nacimiento que realmente eras un hombre que hace 5 años se había operado para cambiar su sexo masculino a femenino.

No podía dar crédito a lo que estaba leyendo, ya teníamos dos maravillosos años viviendo juntos y nunca tuve la más ligera sospecha.

¿Porqué a mi?, ¿qué fue lo que hice mal?... estas son las dos preguntas que continuamente retumban en mi cerebro, me encuentro desconcertado, no sé que hacer, mi corazón se aferra desesperado a esa felicidad que se me esta escapando como agua entre los dedos, pero mi mente no deja de ver esa foto del señor de bigote.
¡Demonios! porqué fui a encontrar esa maldita caja de zapatos, todo era perfecto hasta entonces, mi hijo que empezaba a ser una persona grosera e irresponsable ha cambiado por completo, ya hasta me trae excelentes calificaciones.

Volteo a verla y deseo acostarme para dormir abrazados hasta el amanecer así como tantas noches lo hicimos, lo que más me gustaba era que después de hacer el amor, se impregnara en mi ese olor que su cuerpo transpiraba, había veces que prefería irme al trabajo sin bañarme para mantener su esencia y al olerla el día se me alegraba, porque me hacia recordar lo que hicimos durante la noche y lo que me esperaba después del trabajo.

Ultimadamente lo que importa es que tanto mi hijo y yo nunca habíamos estado tan unidos y contentos, porqué le he de dar importancia a estos estúpidos conceptos morales. ¿O qué?, acaso yo soy perfecto como para ponerme tan exigente, soy feliz y eso es lo que importa ¿no?, pero porqué diablos no puedo quitarme esa maldita imagen de la cabeza.

Bueno más vale que me vaya a dormir, es muy tarde y me siento muy cansado, ya mañana decidiré que camino tomar...

El Coleccionista (Relato de un amigo)

1 comentario:

EL ATEO dijo...

Jajjajaa, ahora si te pasaste chamaca, jajajajaja, esta muy bueno, justo "lo que le paso a un amigo", ajajajaja, muy divertido...