febrero 11, 2012

Gitana


Ella es andaluz, se levanta acariciada por el frío invierno, torso recto, descalza, sale y se baña de viento, toca la tierra con sus pies, bebe café y con profundo sentimiento comienza a entonar un cante; ella es flamenca todo el día, toma un baño de agua fría, comienza su rutina y enamorada, el agua recorre su piel saboreándola, mientras su delicado perfume hechiza las burbujas que revolotean en un aroma sin fin. El agua salpica y salta inquieta y las palmas hacen eco en sus sueños !y desnuda! !y bella! !y femenina! el tintineo de las castañuelas rompe el mutismo de sus días.

Poco a poco esas medias van escalando sus piernas, abre el closet, un vestido azul boleado la aguarda ansioso, ella voltea discreta, pasa por un lado y coquetea, lo toca, da media vuelta y sonríe, avanza y contempla otros, toma aquel vestido rojo y se observa frente al espejo, lo avienta a la cama y baila con el azul.

Es una reina, suelta su larga cabellera y porta una flor con dulzura, pinta sus labios de un rojo sobrio, emana un aroma cálido, viste unas zapatillas !altas, muy altas!, camina lento, abanico en mano y bolso pequeño, sale a la calle, sube la escalinata, recorre aquel puente, se sitúa en él, observa el ocaso y sigue su camino, la noche la espera.

El click clack de unas zapatillas adorna la escena, se asoma con garbo, inquietante, elegante y soberbia, la pista la recibe y una guitarra flamenca late fuerte en su espíritu; entra, se sienta, cruza la pierna, esbelta, rostro altivo, espalda recta, el mozo le brinda una copa de vino, la olfatea, la degusta, la hace suya.

Comienza a sonar una melodía conocida y ella emprende el zapateo, brazo arriba, castañuela, vestido ondeando en un ensueño, mirada profunda y airosa, su cabello da vueltas y ella con él, la roja flor se eleva hasta caer a los pies de un gitano, él se para gentil, hidalgo, le acaricia el cabello y coloca la flor, mientras ella sigue, sigue ahí, eterna, bailando.

febrero 04, 2012

The bridges of Madison county


No recordaba lo bien que se siente llorar cuando algo nos conmueve, ayer vi "The bridges of Madison county" y lloré involuntariamente por largo rato, ¿cuántas historias bellísimas, tristes, trágicas, casuales, frías, de gloria esconde la naturaleza humana?; recuerdo muy bien que hace casi veinte años, siendo una niña, escuché a una vecina afirmar cuán triste y hermosa era esta historia, "Los puentes de Madison" ella dijo, y esa voz se quedó grabada en mi memoria, pues imaginaba colosales puentes plagados de flores, magnos, de una naturaleza espectacular, con largas cascadas que caían regias y un olor delicioso emanaba de ellas, pero ayer me di cuenta que no hace falta una belleza descomunal para encontrar grandeza en la sencillez, los puentes son un espacio íntimo, un refugio para el viajero, una invitación para hacerse uno con el atardecer, una pausa para el silencio en el ajetreado mundo del ruido, un punto en el universo en donde se desdibujan espacio-tiempo y todo es presente, el puente es el hogar del peregrino.

febrero 03, 2012

!Ella danza!


De tardes rojas, instantes de gloria, de acariciar al viento con los pies, de tocar con los dedos la pasión. Ondea la falda, gira lento, punta, suelo, abanico. Voltea despacio, mira coqueta, el cabello también danza, largo y rizado, negro, húmedo. Un pie, el otro, espalda recta, el corazón al ritmo, respira, se siente viva, es ella, la danza, que posee su espíritu en un ritual cósmico.

Da un grito, vuelta tras vuelta, otra vuelta, pies y manos la conducen, ella sólo sueña, ojos cerrados, un segundo, un minuto, las horas, lo eterno en esa falda que roja destella melodía y ella..., ella femenina en todo su esplendor.