octubre 22, 2023

"Se venden zapatos de bebé nunca usados".

Pues resulta que el bebé era hijo de un hombre con gigantismo; lo que nadie sabía era que el verdadero padre era el amante.

Cuando nació Goliathcito pesó 12,300 kg, tenía barba cerrada, pelo en pecho y sabía decir:
"¡Tráeme unas cartablanquitas, jefa". Por lo que los dulces zapatitos de principito bello no le quedaron, pero se puso unas botas de maistro para comenzar a trabajar en la obra.
#truestory

10 minutos antes

¡Qué diferente se siente levantarse temprano!, no ir echando madres, ni renegando por gente lenta que maneja en carril equivocado, ni sacando bilis o exorcizando traumas pasados en corajes matutinos; sino más bien, desear el buen día a la gente lenta de buen corazón y buena voluntad, paz mundial, más amor en cada tacita de café compartida en el buen diálogo, ese que apuesta por otro mundo posible. 
¡Qué diferente se ve el mundo 10 minutos antes!

¡Renuncio!

¡Renuncio!

Renuncio a ser de carne y huesos. Renuncio a este cuerpo limitado que apenas respira.
Quiero ser un par de zapatos viejos de bajo perfil, que pertenecieron a la última estirpe de los Medici —quizá un pariente lejano que fue duque— y que en los cachivaches de uno de sus castillos en los acantilados de Eslovenia, allá por el sótano prohibido, lucen distantes.

Quiero sentir la mirada de nadie, el nulo paso del tiempo que abdicó de sus aposentos, la soledad de fuego de aquellos sirvientes que en el invierno van y desempolvan el entelarañado rincón de los zapatos, para así, de vez en cuando despertar a ese ilustre incendio de la mañana al correr la cortina, donde me recuerdo que existo, que soy un ser que habita en el silencio del sosiego.

De vez en cuando, cada medio siglo, quiero que algún pariente lejano me mire y no encuentre en mí ningún tesoro, me lance de nuevo al recinto cómodo de mi rincón y me deje en paz.

El grito fue dado

Bajo la luna,
las manos vivas,
en polvos diurnos
los pies caminan,
la fuerza que somos
toca los cielos,
embrujos viejos,
hoy son incendio.

El grito fue dado
en camposanto,
la rabia asoma,
la llama agita.

Ya te vi,
ya te vi,
hermana mía.

Sal, cúrcuma, vainilla,
hormigas negras,
dos gotas frías,
a fuego lento
a fuego lento
es la poesía.
 
Hermana mía,
hermosa mía,
ya te oí,
ya te oí,
en azoteas
en danzas
en el caldero,
en la ventana.

¡El grito fue dado,
hermana mía!