septiembre 28, 2005

Sobre las metas

Las metas no obligadas están bien, cuando ese sueño es voluntario y no tenemos que entregar una obra completa para que alguien más sonría.
La vida es movimiento, es camino y si se desea pues nomás se duerme y se descansa, aunque es aburrido después de un tiempo.
Qué importa cuántos años se tarde en realizar ese sueño, si no es la meta en sí la que se busca, sino el camino, el contenido, la experiencia que se obtiene.
Es como si al disfrutar de una nieve se pensara erróneamente que cuando se acabe se llegará al placer extremo, el placer está en los parajes, en el tren, en los árboles y pinos que se ven y se huelen, ya que se llega se apaga un poco.
El placer está en los días previos al cumpleaños, en la espera, en ese extrañar constante, en la incertidumbre que es madre de todos los sueños y esperanzas.
Yo por eso prefiero no encontrar, la búsqueda será mi camino, no quiero recompensas ni finales, que nadie me pida que me siente y que declare “aquí acabó”, por eso no quiero inicios, no aprecio lo lineal, yo quiero un árbol de raíces rizomáticas, que levante pavimentos y quiebre mármoles de casas.

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