Una de las cosas que más me ha gustado de la vida (que son muchas), es el deporte de la cacería, pero no la de animales, que siempre la he considerado cruel e inhumana, estoy de acuerdo que cuando es por necesidad de comer está bien y lo digo de corazón ya que soy un carnívoro insaciable, pero el motivo de matar sólo por matar no me convence.
La única experiencia de cacería que tuve fue en mi juventud en una visita al área de Sonora; a mis primos les gusta mucho la cacería de venado y me invitaron, como yo no quería parecerles muy sangrón acepté, además siempre he pensado que antes de criticar algo se debe experimentar.
Dada la situación, me consiguieron una escopeta y una navaja, yo ingenuamente les pregunté que si ya tenían el permiso de cacería y ellos se rieron diciéndome que no lo necesitaban, ya que estaba cañón que la policía se diera cuenta que estuviéramos en la sierra, ¡en fin!, ahí me encontraba y nos separamos para abarcar más área, luego decidimos regresar al punto de origen en una hora, yo caminé un tramo y lo único que vi fueron lagartijas, polvo y una que otra vez fui espinado por las hierbas. No le encontré sentido y me sentía como un idiota, lo más excitante quizá fue que apareció una liebre y le disparé, pero como son muy rápidas el tiro dio muy lejos.
Ya aburrido opté por regresarme y a lo lejos me pareció ver dos siluetas, deduje que ya estaban esperándome y al irme acercando reconocí la silueta de un primo que me llamaba, no obstante no sabía quién era el otro y como me detuve un momento, la persona desconocida levantó una escopeta y me apuntó gritándome: “!haber cabrón, *#$%^ no te detengas, ven para acá!”, y yo obedeciendo un poco asustado me fui acercando y en el trayecto logré sacar la navaja y tirarla en el camino, eran unos federales que ya tenían en custodia a mis primos en el auto y nomás faltaba yo.
Para no hacer larga esta historia (porque se suponía que yo iba a hablar de otro tipo de cacería) nos tocó nuestro tradicional viaje a la delegación y a mitad del camino se quedaron con nuestro dinero y armas, ahí termina mi primera y única experiencia de cacería de animales.
A la cacería que yo me refería es a la del sexo hermoso…!Las Mujeres!
¡Ah! ese sí que es un deporte fascinante, en el cual no sólo se requiere tener buenas armas, sino que se tiene que conocer y a veces tratar de adivinar de qué manera piensa o reaccionaría la presa, para encontrar el momento y la forma indicada de abordarla.
Lo hermoso de este deporte es que ninguna piensa igual, aquí no existen las reglas o lógicas, cuando crees que ya las conoces como la palma de tu mano, reaccionan de lo más inesperado…“y para muestra un botón”.
En la vida cotidiana se tiene que estar siempre bien alerta, pues cuando estás buscando ni una mosca se te acerca y cuando menos te lo imaginas la tienes ahí al alcance de tu mano, el chiste es saber reconocer y aprovechar la oportunidad.
Saliendo de un aburrido día de trabajo y disponiéndome a abordar un taxi para dirigirme a mi hogar, accidentalmente al subirme con la rodilla golpeé a un lado de la puerta y como se encontraba una muchacha que me observó adentro del taxi, quise aparentar ser muy macho y pretender que no me había dolido, fue inútil pues se notó mi esfuerzo y me comentó que mejor me sobara porque si estuvo bueno el fregadazo, como mis radares los mantenía activos todo el tiempo, pensé que aquí había una interesante e inesperada oportunidad y sería un tonto si la desaprovechara.
Y me convencí de que el destino me la estaba poniendo en bandeja de plata, porque justamente donde ella se bajó, ahí yo me tenía que bajar, ella al darse cuenta creyó que la estaba siguiendo, pero inmediatamente la tranquilicé y le aclaré que estaba equivocada, ya que sin saberlo éramos casi vecinos.
Al observarla más relajada, le ofrecí ayudarla a cargar sus bolsas de mandado que difícilmente ella traía.
No sé si accedió por la explicación o por lo cansada de cargar, pero no me importó y si tratara de analizarlo, sería perder el tiempo pues como dije antes, su lógica es extremadamente diferente a la del hombre, pero eso es lo que le da el sabor a la cacería, no sería lo mismo si fuera fácil, sería como si el cazador pretendiera hacerlo en un zoológico, no existiría la competitividad y el éxito no se valoraría, ya que como dijo una vez el viejo “si todas las cosas fueran fáciles, cualquiera las haría”.
Después de este pequeño comercial y tratando de no estarlos aburriendo, la encaminé a su casa y logré convencerla para salir el próximo fin de semana conmigo al lugar que ella escogiera.
Decidió por un lugar que tenía piano-bar en el cual tuvimos oportunidad de platicar y conocernos mutuamente al compás de música romántica, fue una velada increíble y acordamos salir otra vez el próximo fin se semana, pero que ahora sería yo quien escogería el lugar y ella aceptó de buena gana.
Llegado el día esperado pasé por ella y decidí llevarla a un lugar elegante de baile donde toca un grupo música pop, se llama el Capistrano (por desgracia actualmente se encuentra cerrado), pero al estarme estacionando me comenta que no cree que le vaya a gustar y sería mejor que nos vayamos otra vez al lugar que fuimos anteriormente.
Sorprendido le pregunto si ya conoce el lugar y mueve la cabeza negativamente, entonces uso una de mis acostumbradas mañas de decir refranes, “!perro que ladra no….oh! lo siento, ya me equivoqué ese no es, es este otro “que no me diga que no le ha gustado una sopa que ni siquiera ha probado”, sólo te pido que entremos un momento y si en cinco minutos me dices que nos vayamos, yo obedezco.
Analizando mi grandiosa filosofía accede y como me imaginaba sí le gustó el lugar, nos ofrecen una mesa y pido unas bebidas, como yo soy un apasionado bailador y escucho una melodía muy contagiosa, la invito a bailar, a lo que responde que es muy pronto y le da pena romper el baile, yo le di toda la razón, pues honestamente también me da un poco de pena ser el primero, así que me esperé un rato disfrutando nuestras bebidas y cuando observé que ya se encontraban varias parejas bailando, la volví a invitar a bailar a lo cual ella se negó disculpándose de que especialmente esa canción no le gustaba, y yo lo comprendí porque también hay 2 o 3 cancioncitas que las empiezan a chotear en las estaciones de radio o discotecas poniéndolas a cada hora que ya no quiere uno ni escucharlas, continuamos platicando otro ratito y volví a invitarla a bailar (yo sé que no debería ser tan insistente pero a mí la música me mueve los pies) a lo que por tercera vez se negó con la excusa de que había mucha gente, un poco indignado le pregunté si no se encontraba a gusto en el lugar y comentó que no, que la disculpara pero que no se encontraba de humor y ya le estaba empezando a doler la cabeza, así que decidimos mejor retirarnos llevándola de regreso a su casa.
Ya despidiéndonos en su puerta se volvió a disculpar y me dijo que nada más que se tomara una pastilla y se sintiera mejor me iba a llamar por teléfono para platicar, pero yo le comenté que no lo hiciera porque no iba a estar en la casa, sorprendida me preguntó a dónde iba a ir, retirándome a mi auto le contesté firmemente, ¿yo? ¡a bailar!, y ahí se terminó un episodio más de mi vida, pues para qué perder el tiempo con una persona que es completamente incompatible a ti, más vale cortar por lo sano antes de que aparezcan los traicioneros sentimientos, malaconsejándote de que no te preocupes, que tu la vas a hacer cambiar, ¡grave error!, eso nunca o en muy contadas veces sucede.
Cuando tengas a tu novio o novia, “cuando estén casados espera de ell@s lo mismo que cuando novios o aun menos, pero nunca más de lo que te ofrecieron”.
Voy a incluir un breve paréntesis de una historia que podría ser un buen ejemplo.
En un trabajo anterior nuestra bella secretaria era una persona muy alegre que le encantaba bailar y salía con todos nosotros en grupo para divertirnos los fines de semana, hasta que llegó su esperado príncipe azul, un profesionista joven, alto, serio y bien parecido, del cual los defectos que le notamos es que le gustaba empinar un poco el codo (para los fresas que no entiendan, “beber”), el ser muy celoso con su pareja y no le gustaba bailar.
En las reuniones le gustaba estar con sus amigos en la barra tomando, mientras que su novia muy aburrida nos observaba bailar sentada en una mesa.
En una ocasión tomó mucho que hasta accidentalmente se cayó encima del pastel, ella muy avergonzada se retiró a su casa, pero al día siguiente fue convencida fácilmente con un “lo siento, no lo vuelvo a hacer” acompañado de un ramo de rosas rojas.
A los pocos meses me dijo emocionada que se iban a casar, sorprendido le respondí que me disculpara por no felicitarla porque ¿cómo era posible que aceptara una pareja que es completamente opuesta a ella?, pero enamorada me dijo que ella lo iba a hacer cambiar, él me lo prometió… ¡ah! mujeres divinas cuanto las adoro, bien se dice que la esperanza muere al último, aunque yo mejor añadiría, “a qué le tiras cuando sueñas mexicano”.
Las parejas no deben ser iguales, pero si deben tener algunas similitudes de las cosas que más nos gustan hacer, y para que perdure esa relación los dos deben estar dispuestos, tanto a mostrar su mundo como conocer el de su pareja.
Este no era el caso de mi amiga que a los pocos meses después de casada, me contó que su vida se había vuelto un infierno, que nunca salían, la celaba exageradamente y se la pasaba de borracho la mayoría de los fines de semana.
No creí pertinente mortificarla con un tradicional “te lo dije” pero nadie va a aprender en cabeza ajena.
Después de este “breve” paréntesis continúo con mi relato…¿dónde me quedé? ¡ah! sí, mandé a volar a esa apretada morra y me dirigí a un lugar a bailar hasta que la suela de lo zapatos se gastó y pude saber con los pies de qué sabor eran los chicles que tiraban en el piso, ¡viva la libertad!.
Ya entrando en materia busqué un lugar donde fueran muchas mujeres solas, que hay veces se encuentran en las mesas de 2 o de 3, me dirigí a la barra y pedí una cerveza, luego empecé a realizar un rápido y sutil escaneo de posibles víctimas, después de varios tragos para darme valor, seleccioné a una que hasta movía los hombros al ritmo de la música, o sea a la lógica del hombre, ella estaba dando esas señales porque deseaba bailar, pero como les dije anteriormente, la lógica y las mujeres nunca existirá.
Después de varios frustrados intentos con diferentes damitas, me regrese a la barra a terminar mi cerveza y un muchacho que me estuvo observando me pregunta:
- ¿No hubo suerte?
- No, parece que hoy va a ser una mala noche
- Lo que pasa es que no sabes el modo correcto de preguntarles
- ¿Ah si? ¿y cual es?
- Mira, escoge una y te muestro como se debe solicitar a una dama para bailar
- No hay problema con la que sea
- No, no, no, tu escoge, insisto
No queriendo hacerlo difícil le señalé una que también “parecía” que quería bailar.
- Está bien, la muchacha de azul que se encuentra cantando.
Lo observaba que le decía algo muy cerca del oído, pero la damita no paraba de mover negativamente la cabeza, se dio por vencido y regreso a la barra y tomó un buen trago de cerveza, me dijo que escogiera otra porque esa de plano no sabe a qué *&^%#$ vino.
Divertido le señalé otra y en eso se acerca un amigo que se hallaba en el lugar y saludándome me pregunta: “¿qué hay de nuevo?”, le contesto burlonamente “aquí nomás aprendiendo del maestro”, poniéndolo al tanto de la situación, observamos que se repitió la misma escena y regresa a donde estamos nosotros se termina la cerveza y con un “pinches viejas apretadas” se retira sin decirnos ni una palabra.
Como estaba decidido que esa noche no iba a bailar, me limité a observar a los otros cazadores para ver quién salía triunfante y así aprender o descifrar el misterioso pensar de la mujer.
Un valiente se decide a actuar, no es feo, va limpio, bien arreglado y solicita de una forma elegante a una muchacha a bailar, fue bateado a la primera, posteriormente se acerca otro, que era completamente opuesto al primero y se dirige a la misma mujer, fue bateado ipsofacto ( yo pensé, si acepta a éste de plano las mujeres son de otro planeta o su concepto de belleza es otro), en fin se acerca el tercero, que lo podría calificar en medio de los dos anteriores y la muchacha acepta de mil amores…. ¿?.
Haber, ¿cómo estuvo?, qué fue lo que hizo para que él si fuera aceptado?, ¡ah no! yo no me quedo con la duda, esperé a que se sentara y me dirigí a su lugar, ella aun resollando por lo agitado del baile me contesta cortésmente antes de decir algo: “ahora no estoy muy cansada”, pero yo le comento que no me acerqué a ella para sacarla a bailar, quería hacerle una pregunta, le mencione que la estuve observando y que al primer muchacho de buen ver lo rechazó, al segundo yo lo entendí, pero que fue lo que le vio al tercero para que aceptara, a lo que divertida me contesta “nada, él me pregunto que si me gustaba esa canción”.
Así que como verán, rompan todos sus libros de lógica, porque no les van a servir en esta área.
La única experiencia de cacería que tuve fue en mi juventud en una visita al área de Sonora; a mis primos les gusta mucho la cacería de venado y me invitaron, como yo no quería parecerles muy sangrón acepté, además siempre he pensado que antes de criticar algo se debe experimentar.
Dada la situación, me consiguieron una escopeta y una navaja, yo ingenuamente les pregunté que si ya tenían el permiso de cacería y ellos se rieron diciéndome que no lo necesitaban, ya que estaba cañón que la policía se diera cuenta que estuviéramos en la sierra, ¡en fin!, ahí me encontraba y nos separamos para abarcar más área, luego decidimos regresar al punto de origen en una hora, yo caminé un tramo y lo único que vi fueron lagartijas, polvo y una que otra vez fui espinado por las hierbas. No le encontré sentido y me sentía como un idiota, lo más excitante quizá fue que apareció una liebre y le disparé, pero como son muy rápidas el tiro dio muy lejos.
Ya aburrido opté por regresarme y a lo lejos me pareció ver dos siluetas, deduje que ya estaban esperándome y al irme acercando reconocí la silueta de un primo que me llamaba, no obstante no sabía quién era el otro y como me detuve un momento, la persona desconocida levantó una escopeta y me apuntó gritándome: “!haber cabrón, *#$%^ no te detengas, ven para acá!”, y yo obedeciendo un poco asustado me fui acercando y en el trayecto logré sacar la navaja y tirarla en el camino, eran unos federales que ya tenían en custodia a mis primos en el auto y nomás faltaba yo.
Para no hacer larga esta historia (porque se suponía que yo iba a hablar de otro tipo de cacería) nos tocó nuestro tradicional viaje a la delegación y a mitad del camino se quedaron con nuestro dinero y armas, ahí termina mi primera y única experiencia de cacería de animales.
A la cacería que yo me refería es a la del sexo hermoso…!Las Mujeres!
¡Ah! ese sí que es un deporte fascinante, en el cual no sólo se requiere tener buenas armas, sino que se tiene que conocer y a veces tratar de adivinar de qué manera piensa o reaccionaría la presa, para encontrar el momento y la forma indicada de abordarla.
Lo hermoso de este deporte es que ninguna piensa igual, aquí no existen las reglas o lógicas, cuando crees que ya las conoces como la palma de tu mano, reaccionan de lo más inesperado…“y para muestra un botón”.
En la vida cotidiana se tiene que estar siempre bien alerta, pues cuando estás buscando ni una mosca se te acerca y cuando menos te lo imaginas la tienes ahí al alcance de tu mano, el chiste es saber reconocer y aprovechar la oportunidad.
Saliendo de un aburrido día de trabajo y disponiéndome a abordar un taxi para dirigirme a mi hogar, accidentalmente al subirme con la rodilla golpeé a un lado de la puerta y como se encontraba una muchacha que me observó adentro del taxi, quise aparentar ser muy macho y pretender que no me había dolido, fue inútil pues se notó mi esfuerzo y me comentó que mejor me sobara porque si estuvo bueno el fregadazo, como mis radares los mantenía activos todo el tiempo, pensé que aquí había una interesante e inesperada oportunidad y sería un tonto si la desaprovechara.
Y me convencí de que el destino me la estaba poniendo en bandeja de plata, porque justamente donde ella se bajó, ahí yo me tenía que bajar, ella al darse cuenta creyó que la estaba siguiendo, pero inmediatamente la tranquilicé y le aclaré que estaba equivocada, ya que sin saberlo éramos casi vecinos.
Al observarla más relajada, le ofrecí ayudarla a cargar sus bolsas de mandado que difícilmente ella traía.
No sé si accedió por la explicación o por lo cansada de cargar, pero no me importó y si tratara de analizarlo, sería perder el tiempo pues como dije antes, su lógica es extremadamente diferente a la del hombre, pero eso es lo que le da el sabor a la cacería, no sería lo mismo si fuera fácil, sería como si el cazador pretendiera hacerlo en un zoológico, no existiría la competitividad y el éxito no se valoraría, ya que como dijo una vez el viejo “si todas las cosas fueran fáciles, cualquiera las haría”.
Después de este pequeño comercial y tratando de no estarlos aburriendo, la encaminé a su casa y logré convencerla para salir el próximo fin de semana conmigo al lugar que ella escogiera.
Decidió por un lugar que tenía piano-bar en el cual tuvimos oportunidad de platicar y conocernos mutuamente al compás de música romántica, fue una velada increíble y acordamos salir otra vez el próximo fin se semana, pero que ahora sería yo quien escogería el lugar y ella aceptó de buena gana.
Llegado el día esperado pasé por ella y decidí llevarla a un lugar elegante de baile donde toca un grupo música pop, se llama el Capistrano (por desgracia actualmente se encuentra cerrado), pero al estarme estacionando me comenta que no cree que le vaya a gustar y sería mejor que nos vayamos otra vez al lugar que fuimos anteriormente.
Sorprendido le pregunto si ya conoce el lugar y mueve la cabeza negativamente, entonces uso una de mis acostumbradas mañas de decir refranes, “!perro que ladra no….oh! lo siento, ya me equivoqué ese no es, es este otro “que no me diga que no le ha gustado una sopa que ni siquiera ha probado”, sólo te pido que entremos un momento y si en cinco minutos me dices que nos vayamos, yo obedezco.
Analizando mi grandiosa filosofía accede y como me imaginaba sí le gustó el lugar, nos ofrecen una mesa y pido unas bebidas, como yo soy un apasionado bailador y escucho una melodía muy contagiosa, la invito a bailar, a lo que responde que es muy pronto y le da pena romper el baile, yo le di toda la razón, pues honestamente también me da un poco de pena ser el primero, así que me esperé un rato disfrutando nuestras bebidas y cuando observé que ya se encontraban varias parejas bailando, la volví a invitar a bailar a lo cual ella se negó disculpándose de que especialmente esa canción no le gustaba, y yo lo comprendí porque también hay 2 o 3 cancioncitas que las empiezan a chotear en las estaciones de radio o discotecas poniéndolas a cada hora que ya no quiere uno ni escucharlas, continuamos platicando otro ratito y volví a invitarla a bailar (yo sé que no debería ser tan insistente pero a mí la música me mueve los pies) a lo que por tercera vez se negó con la excusa de que había mucha gente, un poco indignado le pregunté si no se encontraba a gusto en el lugar y comentó que no, que la disculpara pero que no se encontraba de humor y ya le estaba empezando a doler la cabeza, así que decidimos mejor retirarnos llevándola de regreso a su casa.
Ya despidiéndonos en su puerta se volvió a disculpar y me dijo que nada más que se tomara una pastilla y se sintiera mejor me iba a llamar por teléfono para platicar, pero yo le comenté que no lo hiciera porque no iba a estar en la casa, sorprendida me preguntó a dónde iba a ir, retirándome a mi auto le contesté firmemente, ¿yo? ¡a bailar!, y ahí se terminó un episodio más de mi vida, pues para qué perder el tiempo con una persona que es completamente incompatible a ti, más vale cortar por lo sano antes de que aparezcan los traicioneros sentimientos, malaconsejándote de que no te preocupes, que tu la vas a hacer cambiar, ¡grave error!, eso nunca o en muy contadas veces sucede.
Cuando tengas a tu novio o novia, “cuando estén casados espera de ell@s lo mismo que cuando novios o aun menos, pero nunca más de lo que te ofrecieron”.
Voy a incluir un breve paréntesis de una historia que podría ser un buen ejemplo.
En un trabajo anterior nuestra bella secretaria era una persona muy alegre que le encantaba bailar y salía con todos nosotros en grupo para divertirnos los fines de semana, hasta que llegó su esperado príncipe azul, un profesionista joven, alto, serio y bien parecido, del cual los defectos que le notamos es que le gustaba empinar un poco el codo (para los fresas que no entiendan, “beber”), el ser muy celoso con su pareja y no le gustaba bailar.
En las reuniones le gustaba estar con sus amigos en la barra tomando, mientras que su novia muy aburrida nos observaba bailar sentada en una mesa.
En una ocasión tomó mucho que hasta accidentalmente se cayó encima del pastel, ella muy avergonzada se retiró a su casa, pero al día siguiente fue convencida fácilmente con un “lo siento, no lo vuelvo a hacer” acompañado de un ramo de rosas rojas.
A los pocos meses me dijo emocionada que se iban a casar, sorprendido le respondí que me disculpara por no felicitarla porque ¿cómo era posible que aceptara una pareja que es completamente opuesta a ella?, pero enamorada me dijo que ella lo iba a hacer cambiar, él me lo prometió… ¡ah! mujeres divinas cuanto las adoro, bien se dice que la esperanza muere al último, aunque yo mejor añadiría, “a qué le tiras cuando sueñas mexicano”.
Las parejas no deben ser iguales, pero si deben tener algunas similitudes de las cosas que más nos gustan hacer, y para que perdure esa relación los dos deben estar dispuestos, tanto a mostrar su mundo como conocer el de su pareja.
Este no era el caso de mi amiga que a los pocos meses después de casada, me contó que su vida se había vuelto un infierno, que nunca salían, la celaba exageradamente y se la pasaba de borracho la mayoría de los fines de semana.
No creí pertinente mortificarla con un tradicional “te lo dije” pero nadie va a aprender en cabeza ajena.
Después de este “breve” paréntesis continúo con mi relato…¿dónde me quedé? ¡ah! sí, mandé a volar a esa apretada morra y me dirigí a un lugar a bailar hasta que la suela de lo zapatos se gastó y pude saber con los pies de qué sabor eran los chicles que tiraban en el piso, ¡viva la libertad!.
Ya entrando en materia busqué un lugar donde fueran muchas mujeres solas, que hay veces se encuentran en las mesas de 2 o de 3, me dirigí a la barra y pedí una cerveza, luego empecé a realizar un rápido y sutil escaneo de posibles víctimas, después de varios tragos para darme valor, seleccioné a una que hasta movía los hombros al ritmo de la música, o sea a la lógica del hombre, ella estaba dando esas señales porque deseaba bailar, pero como les dije anteriormente, la lógica y las mujeres nunca existirá.
Después de varios frustrados intentos con diferentes damitas, me regrese a la barra a terminar mi cerveza y un muchacho que me estuvo observando me pregunta:
- ¿No hubo suerte?
- No, parece que hoy va a ser una mala noche
- Lo que pasa es que no sabes el modo correcto de preguntarles
- ¿Ah si? ¿y cual es?
- Mira, escoge una y te muestro como se debe solicitar a una dama para bailar
- No hay problema con la que sea
- No, no, no, tu escoge, insisto
No queriendo hacerlo difícil le señalé una que también “parecía” que quería bailar.
- Está bien, la muchacha de azul que se encuentra cantando.
Lo observaba que le decía algo muy cerca del oído, pero la damita no paraba de mover negativamente la cabeza, se dio por vencido y regreso a la barra y tomó un buen trago de cerveza, me dijo que escogiera otra porque esa de plano no sabe a qué *&^%#$ vino.
Divertido le señalé otra y en eso se acerca un amigo que se hallaba en el lugar y saludándome me pregunta: “¿qué hay de nuevo?”, le contesto burlonamente “aquí nomás aprendiendo del maestro”, poniéndolo al tanto de la situación, observamos que se repitió la misma escena y regresa a donde estamos nosotros se termina la cerveza y con un “pinches viejas apretadas” se retira sin decirnos ni una palabra.
Como estaba decidido que esa noche no iba a bailar, me limité a observar a los otros cazadores para ver quién salía triunfante y así aprender o descifrar el misterioso pensar de la mujer.
Un valiente se decide a actuar, no es feo, va limpio, bien arreglado y solicita de una forma elegante a una muchacha a bailar, fue bateado a la primera, posteriormente se acerca otro, que era completamente opuesto al primero y se dirige a la misma mujer, fue bateado ipsofacto ( yo pensé, si acepta a éste de plano las mujeres son de otro planeta o su concepto de belleza es otro), en fin se acerca el tercero, que lo podría calificar en medio de los dos anteriores y la muchacha acepta de mil amores…. ¿?.
Haber, ¿cómo estuvo?, qué fue lo que hizo para que él si fuera aceptado?, ¡ah no! yo no me quedo con la duda, esperé a que se sentara y me dirigí a su lugar, ella aun resollando por lo agitado del baile me contesta cortésmente antes de decir algo: “ahora no estoy muy cansada”, pero yo le comento que no me acerqué a ella para sacarla a bailar, quería hacerle una pregunta, le mencione que la estuve observando y que al primer muchacho de buen ver lo rechazó, al segundo yo lo entendí, pero que fue lo que le vio al tercero para que aceptara, a lo que divertida me contesta “nada, él me pregunto que si me gustaba esa canción”.
Así que como verán, rompan todos sus libros de lógica, porque no les van a servir en esta área.
El Coleccionista
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