Laura estudió periodismo, de niña creyó poder cambiar el mundo, pero era mujer y el siglo XXI no fue plataforma suficiente, ni ser blanca ni europea privilegio que asegurara su porvenir. Se doctoró en ciencias políticas, viajó a un país árabe a hacer periodismo cultural. Se bajó del avión, tomó un uber y antes de avanzar las primeras dos calles el hombre asomó por el espejo retrovisor, le vio las piernas y decidió.
En este mundo hay monstruos, Laura se encontró con uno.
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