piel adolorida,
cántico que raspa
en las entrañas,
rumor lejano
réquiem.
Cuerdas solitarias,
de otro tiempo,
historias anidadas entre ellas,
que arrastran ecos,
un bat, una pelota, un solar,
y a la distancia se escuchan
lamentos de polvo y de viento.
Guitarra de leños viejos,
lejana, dialéctica,
gritas revolucionaria,
un golpe al pecho
a un pueblo insurrecto
que se levanta,
en un latir rebelde
y despierta.
Cuerda serena,
cuerda mística,
cuerda remota,
cuerda lánguida.
Guitarra que estremece,
llora, susurra, tropieza,
nos pulsa, nos encuentra
y nos invita a oír.
Canto serrano,
resuena al alba,
al ritmo del grillo y la cigarra.
Copla feroz y sombría
que pasa sus días
entonando una poesía,
y se pregunta
¿qué es el silencio?
y alguien responde:
"...es el preludio...
de la vida".
Notas de arena y desierto,
emergen de su vientre,
notas ámbar,
notas de lealtad,
notas de licor,
notas de fe.
Y seguirá el invierno y el café,
siendo el lienzo blanco
de unas cuerdas que
se alimentan de fuego,
se alimentan de fuego,
que tienen alma y voz,
que tienen sed.
que tienen sed.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario