No puedo dormir. De repente me ha asaltado la angustia de que un día he de desaparecer, pero más aún me asalta la idea de que doy por hecho que mi vida humana es muy normal y cotidiana, que camino y tengo la libertad de elegir mis pasos, que soy un pequeño monstruo erguido que anda de aquí para allá, y la suma de lo cotidiano me nubla la vista de lo que es verdaderamente maravilloso, que hace 30 años yo no existía y por lo tanto en cierto tiempo dejaré de existir.
Quizá por eso es que me regocijo en el tiempo y cómo puedo hacer uso, ya sea viendo, escuchando, tocando, oliendo, dialogando, saboreando, escribiendo, o todo a la vez.
Recordé que hace poco un ser muy querido que hace un par de años vivía su cotidianidad de la manera más común posible, cayó enfermo y murió, pude estar ahí, en ciertas partes del proceso y en el final.
Es extraño, vemos el final de nuestra vida como si estuviera en el punto más lejano, como si realmente fuera a suceder a los 100, como si 100 fueran suficientes años, como si nuestra conciencia, memoria, presencia alcanzara siquiera a vislumbrar qué es todo esto en tan breve lapso.
Y de repente la hora se llega, y puede que sea sorpresa, y en el momento de la despedida no sabemos cuál es el protocolo, ni entendemos de guardar las formas, ni tenemos el instructivo, ni el ritual romántico que tanto planeamos para el final de nuestras vidas, y se vuelve como los cumpleaños, todo el año esperados y cuando realmente es 23 de julio nada pasa, nada cambia, mi forma original sigue idéntica, no me vuelvo más madura ni más vieja, soy la misma, pero por dentro una revolución me conforma segundo a segundo y no lo veo. ¿Qué es la muerte?, ¿qué es la vida?, ¿cómo es que estamos aquí, escuchando a Dream Theater y escribiendo en un artilugio que contiene información, donde plasmo mis ideas?...
Soy profesora, así paso mis días, tuve un padre, tengo una madre, tengo un hermano, tuve abuelos que pisaron principios del siglo XX, contemporáneos de la barbarie acontecida en las guerras mundiales, desciendo de alguien, soy accidente, pude haber no nacido y nada pasa, pero nací y tengo conciencia y libertad.
Maravilloso saber que antes de nacer no existíamos, éramos en la nada, ¿en dónde estaba toda esta carne y huesos que compone a Miriam?, ¿en dónde estaba mi nombre?, ¿por qué Miriam y no Thalía, o Leonor?
A veces leo las leyendas de las tumbas y pienso en los años, me imagino qué dirá la mía, 1982- ....., me parece curioso, ojalá sea allá por el 2082. Me gusta la vida, me gusta ser quien soy, me gustan mis elecciones, me gusta mi entorno, mi familia, mi pareja, mis amigos, amigas, mi música, mis pasatiempos, pero a veces me gustaría saber qué se siente pisar otros zapatos, ser Blanca, Hernán, David, Grethel, Denzel, Miriam García, Juan Carlos, Chombo, Marina, Mi abuelo, la luna, una piedra, una rana, el viento..., es pura curiosidad. Ojalá lo irracional de los sueños me brinde respuestas.
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