¡Es un asco!, ¡no mediré mis palabras esta vez!, ¡cómo es posible que se atrevan a invertir 200,000 millones de euros en una película que estaba destinada al fracaso desde su título!, hasta estoy enojada. No merece mi reseña, pero le haré un bien a la humanidad para que no experimenten jamás la tortura que yo sufrí.
El argumento es que Knoksville es un Godzilla en traje de empresario que lanza mensajes cristianos en las calles de Nueva York, ¡y lo logra!, con sus feos argumentos convence al gran imperio republicano de volverse al dogma, por lo que de alguna manera esa decisión conlleva al gran apagón que los regresa al medioevo inquisidor.
¡No tiene sentido!, de repente Fray Tomás de Torquemada es el rey de la Tierra Media y Knoksville su achichincle, ¡hazme el favor!
p.d. ¡Arghh!
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