abril 01, 2010

Existencialismo de madrugada



Hay un momento, preciso momento como a las 5:12 am en que se activa mi alarma, me levanto a encender el boiler, admiro el vestido negro de la noche y siento como si el mundo entero jamás se fuese a despertar otra vez, como si a esa hora la soledad se sintiera más profunda y la historia humana se borrara de los libros y el recuerdo por siempre; tal como si cada día volviese a empezar todo de nuevo y se me despierta la curiosa idea de que al salir de mi morada las calles yacerán abandonadas, las escuelas vacías y un viento sombrío adornará la escena.




Es en ese instante cuando la luna se aleja del manto estelar y el tiempo desdibuja sus límites, cuando no es de día ni es de noche, cuando no se es..., y se llega a entender un poco que todo esto es un instante y nada más.




Es en ese breve lapso que pienso en que simplemente soy un saco de huesos y órganos, en donde la sangre fluye y lo efímero de toda esta organización social me cala en lo más hondo..., es en ese brevísimo que la quijada duele de miedo y se tensa hasta las lágrimas, es en ese despertar que me doy cuenta del pobre mortal y sus ansias de producir, de aprovechar el día porque eventualmente todos hemos de morir.




Es acaso el momento más oscuro, en donde el silencio llega a punzar cual racimo de cuchillos atravesando lánguidamente el orgullo humano, orgullo que se disuelve en ese tener que bañarse para empezar un nuevo día al ritmo de la convención social, en donde la vida se nos va con la cadencia de 7 a 3 y una hora para comer, en los sábados de medio tiempo y los domingos para lavar y ver acción.




... Y de repente pienso que una vez durmiendo, mañana será otro día y no tendremos que seguir el mismo camino, ni repetir las mismas historias una y otra vez, porque es una la vida y el humano eventualmente comprenderá lo mucho que hay por hacer; y parece que en ese breve lapso una pequeña esperanza aparece, diciéndome que quizá este nuevo día será realmente nuevo y que nuestro mundo brillará con otra luz, porque amanecer significa otra oportunidad, para pedir perdón y ahora sí sonreir y saludar al extraño aunque este no conteste ni te mire a los ojos, tan sólo por la alegría de tener una nueva oportunidad para volver a comenzar.




¿Cuántos días vivimos?, ¿cuántas oportunidades se nos dan?, ¿cuántas vidas existimos?, si cada amanecer significa respirar de nueva cuenta y de nueva cuenta la magia y el azar nos dan más tiempo, el aire en los pulmones nos abriga, el sol nos saluda solemne y en su calidez nos abraza; es ahí cuando pienso... la vida nos ama !y nos ama tanto! porque aun seguimos aquí, amaneciendo cada vez, a pesar del dolor...siempre a pesar del dolor que implica respirar, pero sabiendo que son más los breves lapsos que en lo cotidiano pintan una sonrisa en nuestros labios y entonan dulces melodías a nuestros corazones, !y que son gratis!, tan gratis que no los sabemos apreciar porque no pagamos por ellos, pero que finalmente son estos sentires los que nos hemos de llevar en nuestro último suspiro y que si sabemos ser agradecidos diremos adiós dignamente, por tanta gracia y belleza que nos ha tocado a suerte respirar en esta...la tragicomedia humana.

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