Querida campesina medieval acusada de bruja y quemada en la hoguera,
Te saludo con respeto y vehemencia reconociendo tu aguerrida participación en nuestra otra vida, sé que ha de haber sido un desastroso, doloroso y tétrico final, pero no indigno de nosotras.
Dime, Elena, ¿no sería una contradicción casi contranatura no haber muerto en la hoguera al nacer bajo el yugo de la Santa Inquisición?, así es, yo sé que parte de mi espíritu no descansa en paz, por eso te sueño, por eso despierto por las noches gritando al sentir el escarnio con el que me trató Fray Tomás de Torquemada, pero no te preocupes, en esta vida ha de haber venganza. Ya me enteré dónde están sus restos, mi próximo roadtrip tiene como fin ultrajar su tumba y disolver sus huesos en ácido, una vez disueltos, los restos aventarlos a las cloacas de Paris, para que sean alimento de ratas gordas.
¡Requiescat in pace, mi querida Elena!, solo así dormiremos en paz.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario