sus piernas se deslizan en los parajes de mis muslos,
sus brazos de incendio derriten el escudo de mi piel,
su voz de guerrero de otro siglo
susurra pasiones al oído,
y su piel,
¡oh, su piel!,
de olor a canela quemada
y a noche de pinos,
que me envuelve como manto colorido.
Su boca de mañana de rocío,
es un río revuelto entre mis labios,
su perfil de vikingo en carabela,
su perfil de vikingo en carabela,
que contemplo llorando,
su cabello de legionario imperial
su cabello de legionario imperial
noche de bosque entre mis manos.
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