Su rostro era todo lo que necesitaba,
saber que existía, que por ahí andaba,
que de todos era mi contemporánea.
Su perfume, el aire que respiré.
Hoy vuelvo a su mirada
y en esos ojos encuentro el cincel que me constituyó,
su voz hipnotizante me decía algo
y todo mi ser asentía sin decisión.
Amarla me bastó para hacernos feliz.
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