SIGLO XIX:
Entonces, tal como ese temblor singular que ocurría al dar la vuelta, la dama recorría la rotonda, y su mirar, ¡oh su mirar!, sí intimidaba.
De vez en cuando giraba su rostro tímida, y si aquella mirada acariciaba la suya, entonces sus ojos irradiaban profundidad vibrante.
SIGLO XXI:
Entonces, tal como esa vibra curiosa de secundaria, la chamaca subía algo a feisbuk y los likes, ¡oh los likes!, sí importaban.
De vez en cuando asomaba a los likes, y si observaba un corazón acompañado del único nombre que le significaba, entonces su corazón también latía en un rojo palpitante.
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