mayo 11, 2005

Mamá

Todo empezó contigo abuelita, y después mi abuelo, papá y mamá, le añadimos unas gotas de casualidad y listo.

¿Qué cosas pudiera expresarte esta triste pluma a lado de tu belleza?, qué palabras grises puedo ofrecerte más que las que soy capaz de entender, aun cuando este cariño esté más allá de los lenguajes…

¿Qué nos queda en este mundo Madre, si no es tu compañía? la que siempre está ahí y consigue té, medicinas para cuidar la salud de su niña.
En este camino escueto, de desiertos y noches frías, llegas tú señora y con tu mano rocías sobre las rocas la esencia de los jardines más verdes; pequeñas estrellas salen de tu ser, son la magia de la vida y la fertilidad, pues lo que acaricias se vuelve verde mujer.
Vas con tu vestido blanco, de flores rosas, vas descalza bajando por los valles quitando penas con tu mano suave, de aroma fresco… olor a fresas… , que repentinamente a mis sentidos se hace sabroso olor a gallina pinta y tortillas recién hechas.

Poco a poco van pasando los años y yo voy creciendo, sin embargo tú no dejas de ser esa chiquilla inquieta e inocente, quizá algún día me toque ser la que debe dar el buen consejo y cuidarte en las noches de intenso dolor, eres fuerte madre y tú sigues siendo la que me da la mano en cualquier situación por penosa que ésta sea.

Me engrandezco por cada momento a tu lado, y sé que si me voy o te vas…aquí estaremos, tú en mi, yo en ti, no hay que decirnos adiós jamás; yo que soy tu hija a tu vientre estoy conectada y también a tu alma; de tus brazos penden los hilos de mi cabello, de mis lágrimas y mis sonrisas, y cuando te veo sonreír en esas mañanas llenas de baile y canto, de olores sabrosos y desayunos inventados al momento… no puedo más que levantarme cantando y seguir tus pasos, tus abrazos y tus besos.

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