Ayer sentí odio, ganas de matar a alguien y después me arrepentí un poco, no sé que me pasó pero me sentí traicionada, burlada y las ilusiones que tenía fueron quebradas, echadas al fuego, no comprendo de qué manera la gente puede hacer eso, en qué piensa cuando le mata la esperanza a un corazón, qué tan grande es el egoísmo que se deja llevar por los placeres inmediatos y quizá por la flojera. Sentí rencor y ganas de no volver a hablarle a esa persona y de quebrar los vidrios de su casa o quizá prenderle fuego, de destruir todo rastro de él.
Pero hoy que lo veo desde lejos, desde fuera de la Miriam enojada y queriendo quebrar todo lo que se le puso a su paso, lo entiendo y lo veo desde otra perspectiva, pero no lo perdono.
Yo también he sido egoísta y sólo he pensado en mi, esa fiesta en Mexicali la iba a disfrutar tanto, tenía muchísimas ganas de ir, me encanta el clima caluroso y mucho más combinado con unas cervezas. Quizá lo que más me dolió fue que me perdí de una gran pedota a lado de mis amigos Mexicalenses. Ni modo.
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