UN POCO DE MI-ERDA
Pensarecitos
mayo 13, 2005
El caballero pálido
Estaba parada con los hombros desnudos y llegaste sigilosamente por mi espalda, me tomaste por sorpresa en un abrazo desgarrador y clavaste tus largos colmillos en mi cuello haciéndome sangrar hasta caer desmayada. Yo sentí una especie de placer.
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