Si yo hubiera sabido en aquel entonces lo que sé ahora, haría gritado con todas mis fuerza: "¡asqueroso tú!"; le habría dicho con los ojos, con la piel y con las manos: "te amo"; hubiera creído en algún dios con total ceguera que mis filtros racionales se habrían derrumbado como una vieja ruina.
También, y como un gesto cotidiano, me habría visto más veces al espejo en mi completa desnudez.
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