Van y vienen, deliberan, se cansan, meditan, a veces no saben a dónde ir; acompañantes de una vida, sufren contigo, te animan a seguir, a veces se desvanecen de tanto camino, otras se fastidian de estar a la expectativa o desesperan ante eternas disyuntivas.
Pero jamás se rinden, laboran a tu paso, se ensucian, a veces visten de gala, recorren esquinas, esperan semáforos, corren ante peligros, son fieles amigos, jamás dicen no aunque los agujeros de la experiencia los ponga de cara a la muerte.
A veces olvidamos que esos saquitos de piel con agujetas son leales camaradas, y en su nobleza nos esperan bajo la cama, arrumbados en lo más profundo del armario, acróbatas de los cables de la luz o trotamundos de la basura. Pero ellos dignos en su grandeza siguen siendo compañía de vida de quien los aprecie, y honorables con su barro y fatiga le sonríen al camino sacudiéndose el polvo y esperando que pasen los días.
Seguro los has visto andando veredas, buscando algún hermano, alargando su vida. En su memoria hay travesía, viajero incansable, hay callejones, hay invierno, hay asfalto, peregrino infatigable, hay lluvia, hay desierto, emigrante solemne.
!Jamás dejes de andar!, !ese es tu arte!
EN MEMORIA DE TODOS AQUELLOS ZAPATOS QUE HAN SIDO TESTIGOS DEL JÚBILO Y LAS DESGRACIAS QUE EL HUMANO ENFRENTA EN LO COTIDIANO.
!REQUIESCAT IN PACE!
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