Y al girar la llave por fin pude abrir la puerta, mis ojos se cegaron de aquel no color indescriptible a lo que la razón humana entiende por un “lugar”; sabía que no estaba muerta, sin embargo tenía la sensación de que una dimensión desconocida se abrió y me envió a lo que conocemos comúnmente como “la nada” o el “antes del tiempo y espacio”; me horrorizaba el hecho de pasar el resto de mi vida en ese alucinante y ensordecedor no-lugar…; caminé sin detenerme y parecía que no avanzaba, que esa infernal unidad me tragaba mostrándome el verdadero y terrible significado de la eternidad, no escuchaba, no palpaba, no olía, no degustaba, sólo veía y todo parecía inútil. Han pasado 5,263 años desde que llegué aquí, lo puedo afirmar por el sistema mental que me inventé para no volverme loca, soy eterna, asquerosamente eterna y no me queda más que esperar en el absurdo... seguro estoy en el infierno.
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