Mi padre y yo nos habíamos mudado luego del lúgubre accidente que tuvo lugar por aquella sombría noche del invierno de 1987; justo en medio de una carretera que conectaba con la autopista 66, un payaso hacía malabares con lo que parecían órganos de quién sabe qué criatura, la sangre escurría. La neblina no nos dejó verlo hasta que estábamos ya muy cerca, mi padre alcanzó a esquivarlo, nos volcamos, el payaso no dejaba de hacer malabares y en un estado semiconsciente recuerdo haberle visto sonriente, se acercó brincoteando y silbando una tonada muy peculiar, me dijo con un tono feliz y una voz muy infantil "Holaaaaa pequeña" y se retiró saltando hacia los lados.
Después de lo acontecido y todo el dolor de haber perdido parte de nuestra familia, pasaron dos meses y decidimos ir a olvidarnos un poco de la tragedia a aquella finca; se puede decir que la primera noche dormimos tranquilos, pero la segunda un ruido molesto comenzó a invadir mi cabeza, y lo que me extrañó fue que la señora que nos ayudaba a cocinar, lo silbó por la mañana mientras nos preparaba unos waffles, "tu tu tu tu ruru tu tu tu tu ru".
La tercera noche esa molesta tonada no dejaba de atormentarme, la señora la silbaba todo el tiempo, cuando se fue la seguí por pura curiosidad, después de escucharla más de lo que yo deseaba la pude reconocer y caminé hasta un paraje desolado que tenía de abandonado los mismos años que la casona, ahí la cocinera desapareció de manera muy misteriosa, era un lugar muy cercano a la carretera donde mi madre y mi hermano habían muerto. Al irme adentrando pude observar que unos dulces de colores estaban esparcidos por el camino, súbitamente me vi atraída sin saber la razón, su sabor era tan placentero que relajó toda la tensión y los nervios, mientras más exploraba el paraje más escuchaba esa lóbrega tonada, súbitamente me vi entrando a un lugar en donde payasos se divertían dando de comer trozos de carne cruda a un grupo de humanos con mutilaciones, ellos se hallaban colgados en una reja en pésimas condiciones de higiene y salud.
Ayer desperté después de varias semanas inconsciente, dada mi apariencia y me di cuenta horrorizada de que me faltan dos dedos de la mano derecha, además tengo severas mutilaciones en mi pierna izquierda, un dolor agudo y penetrante me invade, !¿quéee?!, no puedo entender lo que veo, el payaso se acerca y me dice: ¿gustas?, y lo baña en salsa de tomate, !oh no!, !son mis dedos!...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario