marzo 02, 2010

Payaso



Morías en vida, robabas para dar de comer a quienes apenas sobrevivían en las alcantarillas de aquella ciudad amurallada de miseria, de asfalto.

Te vi aquella noche cubierto de color y de alegría, con tus enormes zapatos que pateaban al mundo y su realidad sombría.

Te vi bajar bañado de luna al sótano del aquel bar de mala muerte, hace ya algunos ayeres que te vi en esa frontera violenta. Cuando llegaste los destellos de tu dicha iluminaban el zacasonapan tan lleno de desgracia y desventura.

Paseabas en tu triciclo rayándole la madre al mundo, metías algunas monedas al tocadiscos y bailabas con toda tu altura y delgadez, le bailabas a la vida disfrazado de alegría.

Pero tus ojos ocultaban algo.

Me enamoró la chispa que le imprimías a ese caverna en ruinas y me hacías reír con tus ocurrencias; yo di por hecho que eras globito pérez-osito, payaso siempre, payaso feliz, payaso de veinticuatro horas; pero un día te vi tal como eras y eras oscuro, cansado de vivir, mirada cabizbaja, vestido de negro con el peso del dolor sobre tus espaldas.

Y de repente te volviste una fantasía, te me disolviste en el humo de tu cannabis…para siempre.

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