Lo vi, su cuerpo era rugoso y caminaba erguido, a cada paso sonaba el crac de la madera, tenía una mirada penetrante, me observaba atónito como quien ve a un extra-terrestre, cada coyuntura de su cuerpo movía incesantemente al resto; era un hombre de palos, era …el eslabón perdido y entonces comprendí que nuestros ancestros primigenios son los árboles, no hay duda, por ello respiramos oxígeno y ellos en simbiosis inhalan nuestro dióxido de carbono para recordarnos lo necesarias que son nuestras raíces.
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