septiembre 29, 2021

31 de mayo de 1948

Hace 26,430 días de ese lunes 
en que tú naciste.
¿cuántas noches han quedado 
en el vacío desde que te fuiste?

53 años, 
un suspiro suspendido en el susurro 
                                                          de un ángel.

Niño siempre, 
niño que corre hacia la muerte, 
niño padre, padre hijo,
niño toda la vida.
no tuviste tiempo de ver las estrellas,
pero sí de ser un santo que me enseñó la grandeza.

39 años, 
un puente de 14 me separa de ti,
yo a los 14 arrullada entre tus brazos, 
arrullada en tu exquisita pasión musical,
arrullada en tu dulce frenesí matinal,
¡qué daría por ese 1996 en que restaban
5 años para tu partida.

¡No te habría dado muchos besos porque te los di!,
¡no habría hablado extasiada del Titanic porque sílloré!,
pero sí me habría fundido en ese arrullo de tu ser, 
padre-hijo,
para no olvidar tus ojos,
para no sentir este puente roto
para no clausurar esa palabra-padre 
que en contadas ocasiones puedo decir.

A mis 18, 35 años me separaban de ti,
estoy cerca de cruzar ese 53, padre,
y cuando llegue, honraré ese año 
entre el rock y el fútbol, 
entre los tacos y la playa,
entre manejar en carretera 
y echar mecánica.

¡Qué ganas de verte, padre, 
de cruzar una sola palabra!

¡Ojalá la luna y su fulgor sean puente no roto 
para que estos fonemas acaricien tu ser, 
donde quiera que no estés!

Las pequeñas cosas

RESPIRAR: Todo el viento del mundo en mis entrañas, todos los huracanes de fatales tormentas alimentan la bóveda interior de lo que soy. Respiro, recuerdo que respiro, recuerdo que respiro y respiro, respiro y recuerdo que recuerdo, recuerdo que recuerdo y respiro, entonces todo mi ser late como si dentro de mí se contuviera el incendio primigenio.

IMAGINAR: Cuando hago pausa y hago nada suelo ser muy feliz, porque en la contemplación imagino, me voy y me sumerjo en el espacio de lo imposible, donde invento todas las formas de mí, donde nacen mundos en una caída en abismo que no tiene fin. 

LLORAR: Últimamente la marea de la luna ha eclosionado en mis esquinas, me siento conmovida, me duele la música, me conecta la gente, me siento rendida ante algo que no comprendo, como si hubiera entendido por fin cuál es el sentido. Es hermoso inventarse una vida, renegar de los lineamientos, decir que no a la estructura y pintar de colores absurdos y hermosos mis días. ¡No vuelvo a ser esclava de nadie!

Panorama post-apocalíptico

¿Quiénes somos?,
¿quiénes fuimos?,
en todos lados,
miseria que me alcanza,
¡estirpe de bárbaros sin nombre!,
¿por qué pisamos esa flor y
cubrimos la Tierra con ese líquido
nauseabundo creador de muerte y caos?

Aquel remedo de hombre se arrastra
por un pedazo de pan acedo.

Mirada perdida, anquilosado,
no recuerda que sus manos 
pueden arar la tierra,
que sus pies pueden trasladarse y viajar 
sin necesidad de aviones o autos combustibles.

¡Homo-Walmart!
        ¡Homo-Petroleus!
                ¡Homo-facebook!

¡Ojalá despertaras e incendiaras ese falso mundo 
erigido para entender que somos tierra!,
igual que aquel zenzontle,
igual que aquella estrella.

Tú en el todo.... tú eres todo.

¡Ojalá te dieras cuenta que también fuiste flor,
que también eres sauce y viento y marea y un sol!

¡Oh, humanidad, que, 
perdida entre edificios y anuncios,
nunca entendiste! 

La hormiga sabe que es hormiga,
y tiene claro a lo que viene,
el ave sabe que es libre,
y entiende del sentido de estar viva,
¿a qué vienes tú?

septiembre 17, 2021

Ruido infernal

 ¡Ahh, crrrr, crrr!

Rechinar de dientes, el diablo cantando ópera y el eterno sonido de su limonada con hielos, que en su desfachatez siempre presume ante la fatigosa sed del pueblo.

¡Dejen de lanzarme piedras, bastardos!

Mis huesos truenan a cada momento, grito ¡ah, ah!, garganta seca... y apenas ha pasado un segundo de la eternidad.

Mindfulness

Cierro los ojos y los abro dentro de mí, existo, desaparezco para aparecer adentro, soy de sangre y fluyo en torrentes de lluvia que cae en cascadas de cristal.

Estoy aquí, respiro, respiro, respiro, estoy en la conciencia, transito despacio este universo que soy.

Las veo, son mujeres de agua que con sus palabras me erigen, mujeres puente que juntas conformamos un instante universal, para inventarnos planetas, para ser un mucho diosas. 

Y ahora, ¿cómo me salgo de este instante?, ¿cómo destruyo este puente de palabras para hundirme de nuevo en el plano de lo mundano?, ¡no puedo!, la belleza se ha posado sobre mí y ahora soy otra, palabras nuevas me dibujan, palabras viejas me dicen adiós, y en un crisol de fuegos eternos me precipito para aparecer en la tierra del planeta tierra.

La metáfora vagabunda

Ojos de agua tibia,
ojos melifluos que me miran.

No hay salvación.

Un puente de madera cruje en reversa,
se construye después del abandono,
es un instante,
el fuego combativo de Gengis Khan
erige una civilización.

Te vi y encontré un paraíso perdido,
tus ojos brujos de ciénaga tranquila,
tus ojos de la primera tarde apacible después del big bang,
tus ojos que rebobinan el tiempo concentrando todos los siglos.

Viajo al infierno negro de tu pupila y ahí me quedo.

Epifanía sobre lo importante

Todas las veces de la vida iba corriendo, con el nudo en el alma y dando tumbos, iba corriendo. La urgencia me arrojaba a la insustancialidad irracional de vivir presa del tiempo.

Todo por hacer, una vida en cada estrella no me habría alcanzado.

Aquella tarde mi madre me invitó a ver a las tías y yo accedí gustosa, ella me preguntó con una ternura apenas imaginada: "Hija, ¿te presiono mucho?", y fue que comprendí y accedí con parsimonia. Entonces le dije: 

"No, madre, creo que es urgente hacer lo importante y no lo urgente-urgente. Es importante jugar, estar contigo, fiestear con mis amigas... porque ¿te imaginas?, algún día no estarás y he de recordar que hoy hice con urgencia lo importante, y ya sabes, lo urgente-urgente lo haré en las madrugadas".


Orobroy

Hubo una vez la humanidad, 

decían que había esperanza y la hubo,

decían que había poesía y aconteció,

hoy el viento trae más vida 

y otras semillas se esparcen 

en mundos otros,

milenios rebozantes 

de apenas 10,000 años 

que florecen

en ti y en mí.

Caída libre

 ¡Quiero amar!, ¡que recupere la salud!, ¡encontrar un trabajo!, ¡terminar la secundaria!, ¡que la vida sea larga!,...

¡Viví un milenio!, hoy caigo en el instante fugaz y la mirada del mundo me desnuda, caigo y con mi muerte renacen las historias, los amores se logran.

¡Valió la pena!, que la nada me acoja entre sus brazos. 

Soy polvo de estrellas que es estrella que es polvo de estrellas que es estrella.

Sombra que no

Cansada de no dormir, de madrugar siempre, de ser perenne transparencia.

A veces quisiera esconderme tras la luna y eclipsarme más de un segundo, ante esta fatalidad que se esconde en esta terrible desnudez de ser diurna. 

Soy de la noche, los infiernos me habitan, y yo..., yo muero al alba cada que la lacerante luz del sol me obliga a andar. 

Soy del silencio, el eco disonante de aquella tumba triste me es música sagrada, y el vulgar claxon, los pasos sin rumbo de la gente, me someten a un purgatorio dantesco en el que estoy condenada.

Que me transporta en alas de luciérnaga

Un sentimiento punzante me atraviesa, soy vacío.

Afuera, el caos, la lluvia, todos huyendo, gente corriendo desesperada por contribuir a la devastación de este imperio que sembré y que no tendrá final. 

Un choque, dos cañones se arrastran lentos pero seguros, esquirlas que se acercan, pasos agigantados de dos naciones que no comprenden, que nunca entendieron mi profundo amor por la humanidad.

¡Oh, la lluvia, la lluvia!

Hoy es 30 de abril de 1945, y adentro, solo escucho el Nocturno en C Menor de Chopin, hay un vacío, estoy en paz, conexión que va de mi sangre al pecho, corazón exaltado, de la piel a mis pies. Miro a la gente temerosa y me pierdo en el silencio, todo el cosmos se ha alineado, algo va y viene de galaxia en galaxia, sin tiempo, hemos entrado a una dimensión de fuego, que me abraza, que me transporta en alas de luciérnaga.

Hoy es 30 de abril de 1945...

septiembre 15, 2021

Peregrinatio vitae

El tiempo no se va volando, hemos hecho, dicho y vivido un sinfín de aventuras que seguramente hemos volteado a ver, pero que hoy no reconocemos porque ya estamos de este lado. 

Tengo muy presente momentos que son balas de tiempo, en su historia contienen cascadas de emociones y experiencias que me hacen pensar que no duraron un día, sino dos años. 

Mi padre me daba vueltas en esa caja de cartón, mi madre planchaba y la tarde amarilla asomaba lenta, cruzábamos a otro país como si fuera un patio extraño, la marea de alcohol penetraba en mi cerebro, aquella biblioteca daba forma a mi espíritu, las estrellas sobre el techo de mi casa eran nuestro escenario, Tecate, The Beatles, el piano y él vestido de blanco hablando con certezas, la Coca-Cola, un futuro amplio y la juventud fueron eternos en ese instante. 

El desierto de Mexicali como un mundo nuevo, aquel amor que siempre será, la casita y el timbre que sonaba con clave. Luego un campo amplio de posibilidades que tuve que elegir, estar aquí, ser yo y todas las Miriams que he sido. 

La vida ha sido muy larga, la vida ha sido un viaje que sí he logrado apreciar. 

Quién soy

¿Quién soy?, ¿es la resonancia de lo que digo lo que me hace ser?, ¿es mi nombre-destino un augurio de lo que seré?, ¿o soy una tabula rasa que descansa en la libertad de senderos infinitos?, ¿es la inextricable necesidad de la razón la que me confunde y me nubla el verdadero ser?, ¿debería pensarme en la levedad de ser parte del eco de dios?, ¿cuántas miriams he sido o seré?, ¿acaso Diotima de Mantinea me pensó y al erigir mi fonema aparecía cada inicio de los tiempos?, ¿algún día, siendo olvido, resurgiré en una sacerdotisa de aquel pasado glorioso de 2032, donde su imaginación dé lugar a lo que otra vez seré?, ¿he de ser un beat alguna vez?, ¿mis cualidades de persona evolucionarán a ser arena?, ¿en cuántos granos de polvo me convertiré?  

La última página de tu novela

Entonces, entonces, la palabra, la p, la a, l, a, coma, a, r, b, a, l, a, p. Pa, Bra, LA, Ces, Ton, En, nació el fonema, el primero fue un grito hacia arriba, después un aullido de dolor ante la sed, luego el grito y el aullido dio lugar al ahhh guuuuuuuuuuuuu y otro grito más, aaaaah, agua. 

Nació el agua, porque era necesaria, y aquel ente curioso se dio cuenta que podía combinar fonemas para nombrar las horas, los días, las estrellas, la muerte. 

Así, desde una poesía onomatopéyica y ditirámbica, hablé yo.

El deseo de lo imposible

Quiero ser esa ventisca que se cuela por la ventana y que eriza la piel, quiero ser ese silbido de viento antiguo y reverberante que lo ha tocado todo, que presenció el silencio estridente de aquel faraón y su equívoco al no entender que sí fue Dios quien envió la plaga, que ese mar se detuvo porque obedeció a un creador caprichoso que le encanta la ciencia ficción. 

Quiero ser esa viento gélido que reposa en la calma natural de la duna del desierto, que descansa en el secreto misterioso de aquella piedra que ha callado el secreto del cosmos, porque puede, porque ya está del otro lado, porque prefiere la contemplación a gritar el escándalo de los eones, porque en ese anonimato de polvo inerte emana la divinidad más pura.

¡No te olvidé!

Aquel 2001 fue un teatro.

Ojos bien abiertos, no querer dormir porque es inútil, ¡como para qué!, si la castrante eternidad de la nada nos abraza a cada paso, si aquella ciudad amarilla se desvanece con la podredumbre del viento que todo lo corroe.

Ojos bien abiertos, quise ser Diosa y lo fui, en aquella libertad constante de la soledad, en aquel paraíso de hotel masacrado por lo antiguo que mis sentidos percibían como un dulzor fermoso.

En la barandilla caminé como un felino que se sabe los caminos, en los callejones los ecos de mi júbilo dejaron huella, canté, bailé, aquel teatro lo escribí yo.

No fui sombra, fui persona.

Epístola al ayer

El tiempo es un fósforo que nació oliendo a cenizas.

La ignorancia es el filtro con el que me enfrento al mundo, y bajo ese lente voy entendiendo que hasta el ayer, lo que sabía me hizo actuar en proporción. 

Nada de qué arrepentirme.

Volvería a caer cada una de las veces, abrazar cada dolor, sentir que el corazón reboza del mismo modo en que lo ha hecho. Voltearía a ver la lentitud sin tiempo con que la araña teje su tela... e insisto, mi lente ha sido la ignorancia, por lo que dedicaría un mes completo a jugar a las cartas con mi padre y le vería a los ojos, y me repetiría que los abriera muy bien, para que ese último mes no se me escapara de la memoria ni un suspiro. 

Soy quien soy porque mi voz y mis palabras son ecos distantes de aquel padre, y a la vez, en una sutil paradoja, no jugaría ese mes a la baraja ni le vería a los ojos más de lo que le vi, porque le recuerdo preciso, y esas cartas, esos ojos tristes, esa vida que vino a construirme, me alcanzará para dos mil vidas más.

Escribo por...

Escribo por la impetuosa necesidad de desdoblar las capas más recónditas de mí en fonemas que me preceden y formarán parte de mi olvido. 

Escribo por ese terrible deseo de hacerme presente, de sentir que respiro, de extraer de mí esos dulces fantasmas de mis pensares que me permiten entender la materia de lo que soy.

Escribo porque con las letras puedo ser capaz de vestirme de anciana, de alacrana, de castillo que cae, de polvo que guarda ecos de lo que nadie dijo, y sentirme aquí, recordar que soy voz, que soy grito, y en ese clamor, existo.

Escribo porque mis manos son puente concreto que erige mundos abstractos sin preguntar la razón. 

Escribo porque aunque sé que la nada me traga, las palabras son el lazo del que pendo en este precipicio en el que me suspendo desde que nací, porque vivir es estar cayendo, y morir también.


septiembre 04, 2021

Cartas a quien pretende amar

Amado Constantino


Te escribo desde esta morada oscura y vacía en donde a diario hay tormenta, pero ¡qué importa cualquier diluvio si mi remanso cálido se encuentra en la memoria de ti!, en ese brevísimo instante en que conecté con tu mirada, en ese dulce lapso perenne en el que al respirar cerca de ti, como un elixir, supe que eras tú y nadie más. 

Y es que entre todas las vidas ya vividas nos volvíamos a encontrar.

¿Qué me importa estar en el exilio?, en donde no habrá nada por vivir más que la infinita contemplación del abismo en el que me hundí cuando te conocí.

¡Oh, Constantino!, mi dulce fonema cargado de sentido, quiero que sepas que te pienso, que vives en mí, y en esa promesa que en un beso se selló, de buscarnos entre las estrellas, de peregrinar en el tiempo hasta dar contigo.

¡La humanidad qué sabe de nuestra pasión!, si viven por esos deseos mundanos y frágiles que se abocan con vigor a construir imperios de polvo.

Duermo, amado mío, para derramar mi querer en el espacio de lo onírico, y que te llegue la vaga sombra de mi deseo vehemente.

Con fervor, Justina.

Año 1042.

septiembre 01, 2021

Evocaciones del agua

Soy la brizna de la tarde,

me diluyo en la montaña, 

me sublimo en esa lágrima,

me vuelvo sal,

vuelo con el viento,

soy ave sin alas,

voy... 

        voy...

                  voy...

navego entre piedras,

del agua, la vida,

de la vida, el agua.


En las venas soy fuego,

perforo el tiempo,

capullo de cristal,

que alimento,

que florezco,

que reviento.