diciembre 06, 2014

Mareo

Ayer y hoy han sido días difíciles para mi mundo, si le hemos sufrido los ajenos, no imagino el dolor de los propios.

Ayer sentí un dolor de estómago y cabeza que como fantasma recorría la garganta, los pulmones y se posaba sigiloso en quién sabe qué lugar del cuerpo que no ubico, pero que existe y cuando ahí está knockea de repente. 

Eso sentí yo, la alejada, la ligera, no sé qué sintieron los que le tomaron de la mano, los que le besaron, los que le amaron. 

Me doy cuenta de algo, como todas las veces que alguien se nos va. Me siento triste, es mi generación, es la gente de mi carne, la que está viva conmigo a la vez, la que me topo en bares, en la calle, en el feis, y que está animada de vida, que existe y comparte conmigo estos años que ya he vivido y aquellos que no sé si viviré. 

La vida es frágil, dice la gente. 

Y sí, lo es, pero duele, porque quién sabe qué demonio maligno nos ha dotado de conciencia, y nos hace sentir al triple cuando alguien se nos va, cuando el ser amado se nos arranca del cuerpo, de la mente, del recuerdo, porque toda su expresión desaparece, se va al pasado, palabra amarga que arrastra el tiempo en un segundo que ya no es y que nunca volverá a ser, porque eso es la vida, uno antes, uno después, pero... ¿qué pasa en el medio?..., ¿qué sucede en ese espacio de tiempo en el que no somos por completo, pero no hemos dejado de ser?...

Sólo sé algo, sé que amo a mi familia, y que la tengo que ver y consentir más.

Y quiero decirte !gracias!, por haberme enseñado tanto y enseñarme mientras caminamos a la par en esta vida, porque de alguna suerte extraña un movimiento o una palabra de alguien nos ha unido, y no quiero ni pienso dejar de sentirte como el hermano y el amigo que eres y serás siempre para mi. Porque el amor no sólo se trata de engendrar hijos o planear una vida.

Se trata de recordarte, de quererte, de querer que seas feliz con quien te haga feliz, de abrazar y consolar a quien alguna vez me dolió, de escuchar quién eres o qué piensas, de envejecer sabiendo de nosotros, porque el nosotros que somos jamás dejará de ser, y la huella del amor que te tengo y te he tenido es infranqueable, inefable.

!Fueron años amigo mío!, de compartir contigo el timbre de la llegada, los cinco minutos, el conquián, los molletes de frijoles, el rock & roll, la comida china, las alegrías y tragedias trágicas tragicidas con las que tu espalda se inclinó un poco y tu frente serena se quebrantó. 

!Léelo bien corazón de mi vida! A todas horas para tí, amiga leal y confidente cada que necesites.

!Te amo mi buen amigo! y la bonita sombra de tu presencia me acompañará para siempre.

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