Eclosionas vida y desapareces,
como un coro celestial
que se va existiendo.
Tienes una supernova dentro
que es y brilla justo cuando
deja de ser.
Eres la palabra misma
enunciada una y otra vez.
Tintineas campanita en un
vaivén infantil.
Deslumbras fuego y acaricias,
haces fiesta y te apagas
lanzando chispas que
encienden nuevas llamas.
Y en ese juego abrazas
y consumes, porque amas
y destruyes cuando apareces
y te ocultas.
Y esa llama se funde
con el amarillo del ocaso,
y te espera la luna,
te abraza la noche,
mientras bailas contento
el zapateado.
Eres siendo, como el tiempo,
que endiosado devora sus
hijos y así somos todos uno
y el mismo.
Cruzas el río, despacio,
fluyes en tu fragilidad,
remas y remas
y el eco de tu dulce canto
resuena en el recuerdo...
para siempre.
D y M.
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