junio 19, 2011

Alter-ego

11:11 pm

Hoy por la noche me sucedió algo que tenía muchos años enterrado en un baúl, quise bloquearlo, quise borrarlo de mi vida para siempre pero el vestigio de aquella aberración me perseguía tanto en mis sueños como en lo cotidiano, quise vivir de manera "normal" y hacer lo que cualquier persona hace, quise no tapar todos los espejos que había en mi casa y voltear a verlos de manera natural, pero no pude. La noche anterior una pesadilla me había acosado y dejado en un estado de excitación nerviosa incontrolable, comencé a escuchar voces y una pesadez poseyó mi cuerpo, no pude moverme ni hablar, quise despertar y encender todas las luces pero no pude, al no ser capaz de moverme ni hablar escuché un toc-toc a lado mío, un toc-toc obsesivo que se repetía cada vez con más rapidez toc-toc, toc-toc-toc, toc-toc-toc-toc-toc y la sensación de lo desconocido me aterró, no podía voltear al otro lado de la cama para observar qué monstruosidad burlona yacía a mi lado; después de un gran esfuerzo desperté sudando frío, queriendo mojarme el rostro y disipar esta cara mía máscara de horror. Lo único que alumbraba mi habitación era una luz muy tenue, la luz de una vela que siempre estaba encendida por si todo fallaba, pero en ese momento un viento extraño se había colado por la ventana apagándola, al levantarme busqué rápidamente el apagador, pero en mi confusión busqué en el lado opuesto de donde originalmente se encontraba, siempre me había jurado no levantar la vista ante un espejo si estaba oscuro, pero !maldita confusión!, tuvo que suceder. Estaba tocando la pared cuando de repente recordé nerviosa que en ese espacio se encontraba el espejo, no quise hacerlo pero mi cabeza volteó con un movimiento involuntario, y ahí estaba, pude ver esos ojos, de nuevo, esos grandes ojos mudos, y emergió, una carcajada involuntaria se escuchó a esas horas de la noche. Era ella y su sombra, una mirada que jamás me dejaría.

12:10 am

Hoy me dispongo a escribir, pues tengo la necesidad de narrar la perturbadora historia que alguna vez me aconteció, y que hoy ha vuelto para cobrar una deuda que nunca pagué.


Hace algunos años conocí a una persona que me juró que en cierto restaurante de comida rápida trabajaba una joven muy parecida a mi, que pensaba como yo e incluso tenía el mismo tono de voz. Obviamente mi ego no me dejó creer que tal aberración pudiese existir.


Tiempo después entré a trabajar en esa misma cadena pero en diferente sucursal; en esa época yo usaba el cabello extremadamente corto y casi siempre se me veía de cara lavada. En alguna ocasión me solicitaron apoyo para la sucursal que se encontraba en la 5 y 10, y yo contenta accedí, para mi sorpresa me encontré con la chica parecida a mi y la coincidencia fue de mi agrado, su nombre era Nancy y al principio me pareció muy gracioso el parecido tan extremo que teníamos, recuerdo que nuestro jefe se confundía con nosotras y a mi me llamaba Nancy y a ella Miriam, a tal grado que se molestaba cuando me pedía hacer algo y según él me veía haciendo otra cosa.


Ella tenía unos ojos enormes, muy contrastantes con los míos que me resultaban pequeños comparados a los de ella, también de cabello corto, sonrisa amable, cara lavada, creo que ambas teníamos un espíritu muy afín.


El trabajo en el que estábamos era tan demandante que en pocas ocasiones podíamos platicar, recuerdo que una vez me mandaron por un paquete de galletas para hornear y estando adentro del congelador la pude observar espiándome escondida detrás de un estante...; me hice la disimulada y seguí cantando mi canción "Sé que aún nos queda una oportunidad... con los años que me quedan por vivir, demostraré cuáaanto te quiero, la, la, la", aunque estoy segura que ella pudo notar un cambio drástico en mi voz, de un tono seguro a un tono quebradizo. Me pregunto ¿qué pasaba por la mente de Nancy cuando me veía de esa manera? ya me habían comentado que era un poco rara, que casi no hablaba con nadie y que trabajaba de manera temporal ahí porque había realizado un intercambio estudiantil con una joven de la universidad. Ella era originaria de Guadalajara.


Al paso del tiempo olvidé el incidente y decidí adentrarme un poco más al mundo de Nancy, quien me intrigaba, pues veía en ella mucho de mi, y seguro ella veía en mi mucho de ella. En alguna ocasión me invitó a dar una caminata por la playa y yo contenta y movida por la curiosidad accedí, casi no habló en todo en todo el trayecto, por lo que siendo yo tan nerviosa decidí contarle un poco de mi vida (lo cual no fue dificultad debido a mi gusto por contar historias) para romper con ese silencio incómodo. Fue una linda tarde, estuvimos hasta la puesta del sol y después fuimos por un par de cervezas. El cantinero de ese bar era mi amigo, al llegar se dirigió a ella bajo el nombre de Miriam y lo hizo sin ningún dejo de duda, sentí un ligero vuelco en el estómago y sólo observé, ella sonrió con cierto cinismo y volteó a verme retadora, después un poco molesta le dije al cantinero, !mi cantinero!: "!Pancho, soy yo!", y él me miró, la miró, nos miró y confundido se alejó y le dio la esperada bebida a ella. Le dije a Nancy que nos fuéramos y ella insistió en dar una vuelta por el centro para que le mostrase un poco más de mi Tijuana y mis lugares, ya que sólo conocía lo cercano a la escuela y al trabajo. Accedí con tal de irnos de ese desagradable incidente con Pancho, ella sólo rió y le dijo a Pancho algo que no alcancé a escuchar.


Al siguiente día, estábamos a punto de cerrar el turno en el trabajo, cuando fui a buscar un paquete de pastelitos al congelador con el fin de dejarlo listo para la mañana posterior, en ese instante escuché un sonido familiar, era ella, "Sé que aún nos queda una oportunidad...la, la, la", en ese momento quise esconderme o que no se diera cuenta de que yo me encontraba ahí pero al darme la vuelta ella dejó de cantar y me dijo: ¿Qué haces aquí Nancy?..., volteé y mi piel se erizó cuando observé su rostro... !mi rostro!, las piernas me pesaban, no podía moverme, no sabía qué decir o hacer, ella se acercaba a mi, cada vez más, hasta que llegó el momento en que se me acercó lo suficiente y con una mirada perturbadora me besó, en ese beso sentí un golpe estomacal, un golpe frío, de tajo, en un breve lapso me sentí un saco de huesos y carne sin sentido, y así... sin más, ella salió de ahí corriendo y escuché el portazo, eso me hizo reaccionar y al jalar la puerta del congelador no podía abrirla, en ese turno sólo nos hallábamos Nancy, el guardia y yo.


Los minutos pasaban y el frío y la proximidad de la muerte eran cada vez más inminentes, grité, pateé lo que encontré cerca de mi, lloré y pensé muchas cosas, al paso de no sé cuántas horas intenté salir de ese lugar con las pocas fuerzas que me restaban y con un fierro que tenía al alcance logré destrabar la puerta. Casi no podía respirar y mis fuerzas estaban casi extintas, el local estaba vacío y oscuro, emití un grito sordo y el guardia pudo localizarme de entre los restos de comida que había tirado en desesperación. Me levantó en sus brazos y a lo lejos escuché una voz que me decía "!Nancy, estás bien!", quise decirle Mmiir... Miriiiaa, pero mi fuerza y tesón no fueron suficientes, es lo último que recuerdo, al despertar yacía en un hospital, ignoro cuántos días transcurrieron, me fijé en la carpeta que se encontraba en el buró con una serie de indicaciones para una persona con principios de hipotermia y decidí irme.


Busqué mis cosas, de alguna manera pude encontrar en mi bolso un periódico con la noticia "Joven estudiante de Artes Plásticas de nombre Nancy Cordero desaparece sin dejar rastro, guardia de restaurante conocido es el último que la ve". Al leer esto sentí coraje y miedo de pensar que lo que estaba pasando fuese real, fui a caminar por el centro y me dispuse a descansar en el único lugar que consideraba mío, un café internet de la calle segunda, la tercera computadora del café y mi blog. Llegué y me dijo el joven que atendía, "¿Se te olvidó algo Miriam?", yo volteé y le pregunté "¿por qué lo dices?" y él me contestó "!distraida!, acabas de salir, estabas aquí hace menos de diez minutos!", lo miré con un dejo de "!estúpido!" y sin decir nada me senté en MI lugar.


Al entrar, vi que mi blog estaba abierto, todavía en sesión y lo que mis ojos leyeron no lo podría explicar, pues muchas de las cosas que hube pensado todas estas semanas estaban ahí, plasmadas cual si hubiesen salido de mi, escritas con mis manos, pensadas por mi mente, pude leer que por ahí había una loca roba-identidades que se hacía llamar Miriam, pero que en realidad se llamaba Nancy, quien había desaparecido por fortuna, pero si alguien la miraba de nuevo tuviera mucho cuidado. También escribió cuestiones íntimas, cosas que nadie sabe, escribió sobre mis manías, lo cual me resultó aberrante porque ni siquiera yo me había dado cuenta de cuáles eran, pero ella tenía razón.


Me dispuse a seguirla, acosarla, meterme en su mente para saber cuál era su siguiente movida, quería destruirla, en este mundo no puede haber dos Miriam. Lo raro fue que a donde quiera que fuese yo me presentaba y parecía invisible a mis amigos, a mi familia, como un saco de huesos y carne sin ser, sin aquello que me hacía ser Miriam, y ella burlona era la única que me podía reconocer, llegó el momento en que no pude más con esta farsa y cuando se encontró sola me abalancé contra ella golpeándole la cabeza hasta romperle el cráneo, nadie se enteró, !éramos tan parecidas! en este mundo no pueden coexistir una persona y su alter-ego, dicen que si te encuentras a tu doble te asesina para tomar tu lugar, !pero tonta no soy!, eso es precisamente lo que hice adelantándome, no quiero que Nancy tome mi lugar.


2:22 am

Rocearé un poco más de laca en este cuerpo inerte, no vaya a ser que no parezca arte-instalación.

1 comentario:

gabrielaq dijo...

Que bueno que le partiste la madre.
Me gusto mucho el final, fue inesperado.
Te imagine por las calles de Tijuana flotando sin presencia para los demas buscando a esa cabrona.
quien es la de la foto?