enero 23, 2011

Al pie de la montaña, un ritual


Amanece ya, lo toma en sus manos, le respira, besa su boca, se da el encuentro; entra en ella en un fluido de fuego, la toca violentamente y arde…de súbito se vuelve caricia y un cúmulo de su aroma irrumpe desbordante; le muerde el labio, se arrastra en su lengua, se filtra en sus venas y hace una bacanal.

Despunta la aurora, le estremece la brisa matinal…y suspira, descalza pisa la tierra que le recuerda su condición humana…fugaz; dos ojos relámpagos de fantasía abren abismos radiantes dejando ver quién es y aquél frío fenómeno de madrugada se esfuma en los primeros rayos de sol, mientras ella calienta sus días al pie de la montaña y un amor.

Ella baila con el viento y gira lentamente, su falda se eleva ondeando al aire; cierra los ojos y el rosáceo del alba pinta sus mejillas de color, entretanto el azul boreal teje retazos de una flor.

A lo lejos escucha una oda que le hace voltear, mueve los hombros en un intento por danzar, hay un brillo en su mirada…, nadie alrededor, es el eco de su risa al regresar.

Ella bebe en la espera y dibuja estrellas, ríe, intuye que será un día genial y se marcha silbando una canción…

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encantó!, lo que no entiendo es por qué tanto rollo para decir que te gusta mucho tomarte una taza de café por las mañanas... ohh!!... perdóng!!

Eleanor dijo...

: ), el chiste es ese, hacer de lo cotidiano algo muy bello. Eres tu verdad kekito!!! arghhhhhhhhh! jaja...; ooooooh!