Sería deseable que sólo se quedara en la memoria lo que nos alimenta, no lo que nos destruye, a veces somos puramente miedo, suposiciones innecesarias que lastiman, pero todo es tan hermoso que es triste corroborar que lo que nos destruye somos nosotros mismos, por no decir, por pensarnos perfectos y querer mostrarnos celestiales; somos carne, necesidades, es urgente fluir, dejar a un lado esos principios que se aprehendieron de niños o adolescentes y nos han dañado, somos simples, naturales, ¿porqué no equivocarse a cada rato?, si al pretender no hacerlo es nuestro más grave error ¡que se burlen!, que se rían hasta el cansancio, así matamos dos pájaros de un tiro, se contribuye a la risa universal y los egos se acomodan.
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