enero 20, 2020

Hiroshima

Fue el gato. En su tremenda y jubilosa potestad creía que ese botón era para desaparecer al mundo humano, entonces, con todo el ejercicio de su realeza, colocó el guantecito de su mano sobre el botón rojo; el resto es historia, Nagasaki fue obligado, ya lo había comenzado el gato, Estados Unidos no podía hacer el ridículo.

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