Multitudes marchan,
la luna de salitre deshace los muros,
finos polvos corroen los milenios,
frío el viento reverbera entre ondas antiguas.
El mar muerto.
Ecos de ambición rezan en noches de luna vieja,
el relincho de un pura sangre se pasea apacible
entre pirámides inertes.
Gélidas gotas tintinean en secretas cámaras mortuorias.
El trono vacío de un faraón calla profunda añoranza.
El cetro serpenteado que gritó mil órdenes
bañado está en polvo de museo.
Fulgurantes palacios son visitados
y al final, al final
de la noche su brillo contrasta
con una lata de coca-cola vacía.
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