agosto 01, 2012

!Adolebit, adolebit!, !damnant pythonissam!



Era un siglo viejo, cubierto de polvo y viento. En el pueblo ocurrían cosas raras, en alguna ocasión una mujer caballo vestida de novia realizaba piruetas mientras me sonreía, su mirada me decía que lo hacía para mi.

La superstición fue mi desgracia, tuve una gemela que el pueblo asesinó por creer que encarnaba el mismo mal, mi suerte fue distinta pero no menos terrible, me encerraron en su cripta para cuidar su sueño eterno, el pueblo creía que ella sostenía pacto con Satán. 

Me confinaron a esa oscura cripta mientras poco a poco me consumían los minutos, horas que parecían no tener fin, estuve a punto de la insania, deseaba con los restos de un espíritu aún no quebrantado que algo sucediera y al paso de ocho infernales años algo aconteció, el terror me invadió por completo, de manera súbita mi hermana despertó, lo único que alcancé a vislumbrar fue que ella abría lentamente su tumba y el chillido de los goznes penetraba con terror todo mi ser, se miraba idéntica al día de su condena, su cabello era espeluznantemente largo, liso y negro, por alguna extraña razón irradiaba lozanía y belleza, se levantó silenciosa, como si sólo hubiese pasado un instante, abstraida, adormilada, se encontraba de pie dándome la espalda. Me sobresalté e hice lo posible por escapar de ese castigo escalofriante que me había reservado mi pueblo. Que no quede rastro, dijeron, enterramos el mal por completo... 

Una fuerza descomunal me hizo presa, rompí las cadenas, encerré a mi hermana con un madero viejo para ganar tiempo y enadrenalidada llegué a casa de mi madre quien desde hacía tiempo me daba por muerta, le grité desesperada... -"No desmayes, no cuestiones, déjame explicarte!..., mi hermana ha revivido y yo nunca morí". Mi madre se sorprendió pero me acogió en sus brazos, ella comprendió y me escondió en un sótano  hace años clausurado, me tranquilicé y mi madre se fue; cuando encendí la vela ella estaba ahí, con su larga cabellera imitando mi voz detrás de un rostro que encarnaba el maligno. Tan sólo emitió estas palabras: "El pueblo viene por ti, hermana, convencí al cura de mi largo penar en esa cripta, !maldita bruja!".

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