diciembre 19, 2011

En algún lugar


Verdes prados anuncian la primavera;
vagones atestados presagian la muerte;
ruiseñores amarillos cantan a la vida;
dignidad ultrajada, el alma triste.

Sol de esperanza acaricia una mejilla;
el infierno y el horror instituidos;
olor a pino enaltece los sentidos;
ecos enmudecidos de dolor; luna amarilla.

Una flor crece a la orilla del camino;
humanidad mancillada en su destino;
a lo lejos horizontes de un cielo muy azul;
zapatos vacíos, fotos sin nombre ni rostro en un baúl.

Pan compartido mientras se reza una oración;
una cultura es gaseada, por siempre errantes;
inocentes niños van marchando y cantan una canción;
agonía arrancada en los alambres.

¿Serán los días amargos sueños?;
el mundo lo sabe, se ha abierto una herida;
¿Se irá este dolor en unos años?;
fétidos olores de carne calcinada.

El viento ya no sopla,
ha enmudecido;
el sol ya no acaricia,
ha renunciado;
la luna ya no pinta el cielo de amarillo,
ha enrojecido;
los pájaros se han ido.

Silencio dulce, paz compartida;
en algún lugar se encuentra Dios.

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