Dudar de nuestras más profundas convicciones, de aquello de lo que amamos, de sentir una especie de asco por los días, por las noches, por las tardes, por la vida.
Cuán pesado es sentir la pesadez de cada paso, de un andar que camina hacia enfrente echando la vista atrás.
Cuán horrible es perder la sonrisa y cambiarla por el grito, desvanecer un espíritu afable por unas botas y una boina.
Cuán nefasto es perder la dignidad, dejar que se cuele por las rendijas del ser y quede una toda llena de pequeños hoyitos, entre los que se escurre el espíritu.
Cuán triste es sentir que la vida se nos va y que el peso de una realidad que me niego a aceptar me atrape, me haga ser quien no soy y me vea nefasta.
¿Quién soy?, ¿para qué nací?, ¿será que mi camino es otro?, ¿qué sé hacer?, ¿seré buena para algo?, ¿alguien sabrá de mi esfuerzo por comprender?
La esperanza se disloca.
Me duele.
1 comentario:
es como si vivieras dentro de mi.
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