febrero 21, 2011

Someone is watching




Ella se durmió en posición fetal a las 12:04 am, lo supo porque a esa hora programó su alarma, era mucho el frío que se colaba por todos lados; Elena gustaba de dejar las puertas abiertas y una luz encendida en el pasillo por aquello de los aparecidos. Siempre fue una chica llena de inseguridades y miedos de los más absurdos, aunque no se podía negar que disfrutaba del horror en las letras, algunas veces se le pudo observar absorta leyendo a Lovecraft, no sin manifestar largas pesadillas por la noche.

Le temía ante todo al hecho de ser observada, pues con frecuencia soñaba extraños rostros humanos que según ella contaba, se los topaba dispersos en la calle y también la miraban con esos ojos tiesos y repugnantes que claramente podía distinguir de entre aquellos engendros que la acechaban burlonamente..., a la menor provocación cualquier objeto que estuviera fuera de lugar provocaba en ella un frío extremo y el terror de pensar que había una conspiración entre esos misteriosos y desequilibrados rostros que secretamente la observaban con lascivia y que -según notas de su diario-urdían un plan para matarla.


A las 12:05 am comenzó a escuchar ligeros sonidos que subían y bajaban de tono, parecían ser carcajadas, pero no de un timbre de voz humano burlón o sarcástico como es normal...; sino de un tono escalofriante que los recursos de la descripción no alcanzarían a esbozar, un ambiente pesado comenzó a descender y poco a poco fue sintiendo cómo un peso la ahogaba; ese peso fue el que no le permitió moverse, y sus manos entrelazadas dibujaban una súplica para quien la viera en esa posición; Elena estaba conciente de las voces, las miradas, seres que su intelecto no podía descifrar, se acercaban lentamente mientras en su desesperación inmóvil nada podía hacer. En su pesadilla quiso mover por lo menos un dedo de manera frenética, pero por más fuerza que su cuerpo invertía, nada pasaba.

No se rindió y se mantuvo luchando contra la sardónica carcajada que le lasceraba el espíritu; a las horas escuchó la puerta principal abrirse y con ella entró la esperanza, luego unos pasos que apresurados subían la enorme escalinata que conducía a su habitación, después escuchó que alguien corría torpemente por el largo pasillo, se escuchaba cerca, ahora el recalcitrante rechinar perenne de la puerta de la alcoba, mientras el reloj marcaba las 3: 19 am.

Ahora son las 3:20, alguien llega, se acerca, la busca en su lecho, no la encuentra, da la vuelta y por un instinto extraño se asoma por debajo, horrorizado da un paso atrás tropezándose con el buró, una lámpara cae y el sonido chillante del vidrio hiela la escena mientras él emite un grito seco que aterradoramente pone fin a la pesadilla.

Ella se encontraba bajo la cama en la misma posición fetal que al momento de dormir, tiesa, dura, catatónica, con una expresión en el rostro narrando una historia que jamás nadie entendería, una lágrima emanaba de sus ojos. Elena estaba muerta.

1 comentario:

Alfred Hitchcock dijo...

me puso la piel chinita el cierre..