diciembre 31, 2010

Dina


Ella es tierna en su rugir, pero es incomprendida, todos le temen por su brusquedad y gran carácter, se siente sola… necesita amigos.

Su piel rugosa y verde huele a miel, en esos ojos cansados por el trajín de la caza se puede sentir una infinita tristeza, sus alas le han sido cortadas y la evolución no le favorecerá. De alguna manera ella sabe de su desaparición, falta poco, su instinto le hace sentir miedo, no sabe qué hacer con esos huevos que son tan frágiles… siente el peso de su estirpe sobre la espalda y se las ingenia para salvaguardar en un refugio a esos inocentes que no saben que jamás arrancarán con sus garras un trozo de carne de un pequeño mamífero o aterrorizarán al reino animal.

Ella entierra ingenuamente a sus crías y se acuesta sobre ellas esperando la hecatombe, una lágrima rueda por los surcos de su piel y en un parpadeo un linaje se ha perdido, ¡Boom! se está haciendo historia…

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