diciembre 31, 2010

Última palabra antes de morir

Quizá sería un grito, un balbuceo que concentre toda la emoción, el agradecimiento, el miedo, la alegría, el amor, Beatles, la música, el baile, escribir…; todo aquello que me embargaría en un momento tal…, pero después del grito desgarrador feliz quizá sea la palabra te amoooooooooooooooooooooooo!!!!!!!!!; porque en el momento de mi muerte seguramente me encontraré emocionada por saber que me despido de algunos o varios años de rondar por este planeta, inquieta por saber qué me espera en el “más allá”, en donde quizá me tope con la nada o simplemente me convierta en un gusanito; sería lindo convertirme en un acorde, que toda esa energía que despide mi persona viaje y se vista de un acorde que envuelva el requinteo de “Stairway to heaven”, quizá mi ser despertaría cada que una guitarra me solicite…, creo que lo que más extrañaré cuando muera será la música… y si algo me pone triste es pensar que jamás escucharé música de nuevo, por ello concentraré toda mi fuerza y disposición para que cuando muera y mi energía mute me convierta en un acorde stairwaytoheaveniano.

A un ente divino

Le diría:
¡Sabía que no eras hombre!

Le preguntaría:
¿Existes o es un sueño?, si existes…¿cuándo fue todo?, ¿verdad que somos accidente?, ¿tú sabes el para qué de la autoconciencia?, ¿qué es la vida?, ¿cuáles son los enigmas de la historia de lo que existe?, ¿es acaso que tú lo sabes todo?, ¿con qué fin, para qué y por qué?, ¿me dirías las curiosidades históricas de todo el tiempo humano por favor?, ¿cuál es precisamente mi misión en esta vida?, si es que existe el alma ¿en qué épocas he vivido y qué hechos relevantes he desarrollado en dichas épocas?, ¿hay alguna manera de viajar en el tiempo y deshacerlo todo para componerlo sin afectar tanto el presente?, ¿me darías una señal para evitar que mi muerte sea aparatosa? ¡Gracias!

Contéstame en forma de pregunta…

Del acto de escribir


Escribir es como correr, o tirarse de un bonjee, o vomitar; hay vómitos lindos porque son liberadores de algún malestar, hay vómitos que no quieren salir y sólo te torturan; así la escritura; porque escribir es plasmar un sentir, es poder decirnos con tanta magia como el hecho de poseer un lenguaje y entenderlo, y saber que puedo jugar con las palabras y darles forma, pintarlas, deshacerlas, desnudarlas, vestirlas a mi manera, es dibujar un sentimiento; o quizá sea algo parecido a lo que siente un músico cuando compone una obra y la sabe acorde con el sentir que quería expresar.


Escribir es hacernos historia en un verso, es dejar pedazos de sí en un papel, es viajar ligero.

Cassandra


Era el otoño de su vida, su andar lento pisaba la hojarasca seca y vieja que melodiosamente adornaba su soledad. Él esperaba cada tarde sentado en su mecedora, ¿qué esperaba?, tan sólo esperaba.

Cuando vivió la primavera de sus mocedades creyó que la vida sería muy larga, tenía sueños y la llama de la esperanza latía en cada uno de sus pasos; profesaba la justicia, se sabía poderoso de pensamiento y de acción. Cada viernes iba a reuniones secretas de izquierda y en alguna ocasión casi perdió la vida por un ideal; era obstinado en encontrar su misión, no perder el tiempo, optimizar su vida y ser productivo en el sentido de dejar un poquito de sí en este mundo. Más de la mitad de su tiempo estudió múltiples disciplinas queriendo tropezarse con el enigmático por qué. La otra mitad se dedicó a viajar, su filosofía siempre fue la pregunta y experimentar todo aquello que le diera paz mental.

En alguna ocasión hizo una pausa en la estación del verano y vivió un amor febril siempre revestido por la ebriedad de la razón, mientras la embriaguez del idilio palpaba su sentir. Pero aquél espíritu bohemio le indujo a partir.

Miles de lunas han pasado y hoy está solo de gente, lo único que se escucha por las tardes es el graznido de la bisagra de una puerta de madera muy pesada y corroída por las polillas del tiempo.

De vez en cuando se percibe el aullido de hambre de una gata de arrabal que le acompaña, ella es Cassandra, a quien salvó de morir atrapada en una alcantarilla alguna ocasión en que fue a comprar pescado a las afueras del muelle. Él la ama, ella le es leal y duerme a sus pies, él la alimenta y la acaricia, ella le lame las manos y se acurruca, él la abraza y juntos realizan largas caminatas hacia el muelle en donde ella feliz come trozos de pescado regados por ahí; juntos observan desde el faro cómo van y vienen buques entonando coplas de esperanza en cada intento por anclar. Juntos ven las puestas de sol y aprecian la sinfonía de silencios del muelle por la noche, engalanada con las olas del mar.

Hoy la muerte le circunda, el olor fétido de la soledad y la añoranza revisten una vida de pesar; empero se lleva una gran enseñanza de este mundo, pues todo ese andar no le dio respuesta a sus interrogantes, se la ha dado Cassandra a quien salvó de morir en el más cruel de los abandonos, hoy él piensa que su vida ha tenido un sentido, porque experimentó, amó y sirvió, pero sobre todo porque el amor y el sentido de la vida lo pudo encontrar en un detalle que para ambos significó una caricia.

Son las nueve de la noche, él bebe café caliente y se asoma plácidamente a la ventana para regar su orquídea, le da de comer a Cassandra y se recuesta a dormitar, ella se acomoda a sus pies, él cierra los ojos con un gesto de paz y muere; Cassandra ha cumplido con su misión y se va altiva maullando a la luz de una luna de otoño que le pinta un largo camino por andar.

Mujer de salsa


Aquella tarde de llovizna de abril era el preludio, la calle se encontraba mojada y en el aire se respiraba el olor cálido de esperanza que despide la tierra fresca.

Cada viernes se repetía la hazaña y todo el salón esperaba la alegría que reflejaba la mirada de aquella danzante mujer; cuando al entrar a la pista sus zapatillas granas dejaban un haz de luz por donde pisaran.

Ya se acercaba el momento, la noche olía a aventura y a lo lejos resonaba un atabal mientras su larga cabellera escurría cual cascada negra coqueteando con su talle, entretanto un par de medias se deslizaban como caricia inocente en un cuerpo que temblaba por bailar.

Las luces de aquella lámpara se tornaban sepia a su paso, el eco del viento adornaba la escena cuando al caminar lo sinuoso de sus caderas esbozaban un delicado horizonte ante aquella llovizna de abril; en su travesía hacia el salón hubo un momento de silencio estridente cuando la granizada de lentejuelas que caía de su vestido eran lo único que acompañaba al mutismo de los rostros boquiabiertos de esos hombres que atónitos la contemplaban, y ese taller mecánico enmudecía, los estruendos de las máquinas y todo mortal se detenían por un instante ante el calor que emitía aquella mujer con ese silbido alegre que asemejaba el místico trinar de un cenzontle.

Y ya se acercaba, ahora era el callejón oscuro que brillaba, cuando en un arrebato de euforia ella caminaba ágilmente y gotitas de sudor resbalaban por su frente, dejando a su paso esencias de café.

Cuando llegaba…el eco de sus pisadas resonaba sensual en toda la pista y el palpitar de sus sueños hacía una orquesta ensamblándose al unísono del güiro.

El aroma lavanda de su cuello de cisne dejaba huella al pasar y al dar vueltas su vestido brillaba mientras un par de muslos que parecían obeliscos sosteniendo un mundo de encanto se movían con la gracia de un cervatillo presuroso, sus pasos calaban el piso de madera de un modo fulminante cuando aquél vestido escarlata tejía hilos de júbilo al danzar.

Y de esa manera cumplía con ese ritual de viernes que simbolizaba su paso por la vida, porque cuando ella danzaba creía estar en su lugar.

Dina


Ella es tierna en su rugir, pero es incomprendida, todos le temen por su brusquedad y gran carácter, se siente sola… necesita amigos.

Su piel rugosa y verde huele a miel, en esos ojos cansados por el trajín de la caza se puede sentir una infinita tristeza, sus alas le han sido cortadas y la evolución no le favorecerá. De alguna manera ella sabe de su desaparición, falta poco, su instinto le hace sentir miedo, no sabe qué hacer con esos huevos que son tan frágiles… siente el peso de su estirpe sobre la espalda y se las ingenia para salvaguardar en un refugio a esos inocentes que no saben que jamás arrancarán con sus garras un trozo de carne de un pequeño mamífero o aterrorizarán al reino animal.

Ella entierra ingenuamente a sus crías y se acuesta sobre ellas esperando la hecatombe, una lágrima rueda por los surcos de su piel y en un parpadeo un linaje se ha perdido, ¡Boom! se está haciendo historia…

diciembre 23, 2010

Ella camina sin dirección, la lluvia nubla su travesía, los zapatos enlodados guardan pedazos de ciudad y se alimentan de sus sombras.

El agua azul erosiona la amargura verde endulzando la tarde, el frío acaricia las manos moradas mientras come pan de su hogar.

diciembre 18, 2010

De perder el tiempo

Curioso, hoy es mi tiempo !y cuánto lo pierdo!, hoy escucho sonidos, hoy respiro el viento frío y es un milagro, hoy siento el líquido vibrante viajar por mi garganta y me despierta... y me acaricia pidiéndome más. Hoy me reconcilio y renuevo mis votos con el cosmos.
Todo es un estado mental, !pero cuánto ayuda la música!

Abrazo

He descubierto que todos somos uno, pero nos encontramos reprimidos; cada vez que vemos a alguien que amamos queremos correr a abrazarlo y no soltarlo jamás; quizá eso nos indique que hace centurias todos éramos uno, porque nos necesitamos, porque el abrazo es la demostración de afecto más profunda.

diciembre 02, 2010

Todo es música


Todo es sonido, el cosmos emite vibraciones de energía que están en continuo movimiento; de alguna manera la caótica mezcla de voces, de ladridos, de gritos y de melodías urbanas hacen un conjunto hermoso. El crujir de una madera vieja, el aullido del aire que espantado de sí se adormece con su propio cantar.

La ruidosa ciudad en la que sentada desde una alta colina se escuchan armoniosas vibraciones incoherentes y barullo citadino, propio de un concierto galáctico.


Me asombra la maraña de palabras cuando el lenguaje se traduce en sonidos alternados y los hilos de la garganta se deslizan felices al cantar, todo es fibras, pedacitos enganchados por polvo estelar, la vida se bifurca en instantes que bailan al ritmo del destino, un destino que se ríe de quien cree en él y espera sentado en la parada del tren con rumbo a ciudad... los caminos se dibujan bailando descalzos sobre la arena.

El movimiento de un pie nos lleva a mover el otro de distinta manera, una vez dado el paso jamás se volverá a repetir. Empero el fractal del tiempo nos indica que todo es una repetición, el ciclo finito del nacer, crecer, reproducirse y morir; le denominé finito... moriré y jamás renaceré en mi otra vez, ni me cruzaré con las mismas personas, ni escucharé la misma música.

Sí, la vida es finita para miriam, pero los mares se regeneran, mueren algunas especies y nacen otras, mutan según su ambiente, el fuego sigue vivo, aquí y en los planetas ajenos a nosotros, el universo entona armonías melodiosas y me invita a escucharlo, por eso tiene movimiento, por eso algunos planetas explotan y otros nacen, algunas estrellas mueren y otras aparecen.

Ojala tuviera la posibilidad de asomarme más allá de mi mundo, romper la barrera de la vía láctea y trasladarme a la galaxia vecina en mi bicicleta con motor de años luz, irme a un barecito en algún planeta ajeno a mis conceptos, a la información que hasta ahora he recibido de lo que significan las cosas, ojalá mi cerebro funcionara a lo increíble, mis ojos captaran lo extraordinario y mi alma no cerrara las puertas para darle la bienvenida a los significados que están más allá de mi ignorancia.

Quisiera que me fuera extraída la sustancia de la lógica para poder visualizar de cerca lo no tangible, que se me quitara lo mesiánica, que nunca me hubiera sido implantada la noción del tiempo y sentir que mi padre aun después de muerto sigue entre nosotros porque los tiempos no existen, porque las distancias se acortan mientras más pasan los días; si en mi mente no corriera ese relojito día-noche, marzo-abril, 1982-1983 entonces mi papá estuviera en este instante vivo, de hecho lo está, pero en 1985, puedo sentir que en esa cápsula verde de espacio sin tiempo mi papá se está tomando un vaso de leche en un momento cualquiera de su vida, quizá está jugando conmigo en este preciso instante, aun en mi casa pudiera verlo sin pensar que sin el tiempo todo se congela, sin tener la medida exacta o el concepto claro de saberlo muerto y olvidado en una tumba fría.

-Hola papá-Que onda mija, ¿qué estás haciendo?
-Ah, escribiendo sobre ti y el tiempo y los sonidos,
-!Oh!, te viajas Miriam, bueno, me voy a ver Acción.
-Sale pa...

El otro día vi el agua del lavamanos color verde, mis ojos la vieron verde y mi mente cerró esa visión justificando el color hermoso del verde con un mareo. Probablemente fue verde, pero a quién creerle, los sentidos engañan, la mente también, aunque yo decido en qué creer.

Todo es música.

Los acentos y el lenguaje están intrínsecamente ligados con el cosmos y su ruido ceremonioso,
!cuán abstractos los signos!, y poder darle un sonido a un dibujo trazado con una pluma, tener la capacidad de traducirlo con la voz a una palabra, ¡qué preciado don de poder decir!. Los acentos sureños, norteños, cada lenguaje, las variaciones que existen entre cada persona, !somos música!, líricos al grado de estar entonados en un mismo acento. Con cada persona que hablo se va pasando este acorde de mi voz y ellos me dejan el eco de su canción. A cada paso el viento va llevando notas musicales, silencios entre ellas y se va creando el puente verbal de la historia humana.

Silencio blanco

Soy como un gusanito que ha de metamorfosearse en mariposa, después una parte del ser de la mariposa se ha de convertir en abono de plantas, para volver a renacer como el ave fénix, y respirar el viento puro de los campos de maíz, ser engullida por un ser humano a punto de nacer y estar de vuelta en esta tierra, en movimiento, rodando por el espacio-tiempo que no se acaba, y persiste a pesar del progreso que funciona como cangrejo....
Huyo de mi para aparecer en ese campo de maíz y ser otra vez ese gusanito que se arrastra, que va lento y ningún pedazo de tiempo encerrado en un reloj molesta... me ahuyento de mi condición humana para ser esa mariposa que vuela tranquila y emigra por los altos cielos hasta llegar a su aposento. Me digo adiós tranquilamente para ser parte de ese excremento que servirá de abono para las plantas que a su vez alimentarán a ese bebé que he de ser yo en un ciclo infinito de nacimientos y muertes, de naceres... de muertes que culminan en un pacífico silencio blanco.

El fractal

Yo soy mi papá y mi mamá, yo soy mis abuelos Carlos y Justina, Elvira y Vicente, soy mis bisabuelos Leonor y Leonardo, Apolinar y María, soy mis tatas Miriam y José, y sabe Dios que tanta familia tengo regada en el tiempo.

En el baño de pozo

Las tablas crujían al pisarlas, era entrar ahí o que los intestinos explotaran, cuando recargué la mano en una de las tablas se quebró el soporte y me hundí en la mierda, no podía respirar, estaba comiendo excremento para poder aguantar más la respiración, no pude hacer nada y morí en la asfixia más absurda.
Noche de mar con sonidos fríos
y arena fresca, con fuego ardiente
y calor en mis venas
y bombones
y estrellas
y...tu