junio 29, 2010


La tristeza se posa sobre mí y deambula silenciosa, da pasos mudos, entra sigilosa y con miedo se reserva porque no tiene un lugar; pero esta vez se acomoda, me abriga, me toca, se acurruca, me acaricia y tímidamente lacera en lo profundo.
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Y de repente la vida se vuelve una mentira, castillo de naipes sobre arena, una orquídea cortada, un suicida; cuando en penumbras voy haciendo mi camino, y tropiezo...y soy débil...y caigo afligida.

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¿Qué es lo que ella hace en esta tierra?, ¿a qué ha venido?, ¿para qué oportunidad tan bella?, ¿acaso placeres, felicidad y nada más...?; !cotidiano!, !frágil!, !temporal!; ¿dónde su misión y su sentido?, ¿cuál es la montaña que tiene que escalar?, !no veo los dragones a vencer! ¿dónde el oscuro, nublado y tempestuoso mar a navegar?

Parece vencida, cansada, disminuida, cuando no importa ser transparente, gris, un punto inerte, mas ser la mano que se da por levantar a alguien, el bastón que sostiene al viejo más solo, aurora para el ciego, canción para el sordo.

!Pero quién te crees!, ¿acaso no es eso egoísmo también?, dar de sí es recibir.
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Reniego de mí, reniego de tener todo tan fácil, de abrir la alacena y tener siempre algo que comer, de sonreír todo el tiempo, de saber que hoy tendré un techo, de tener pies y manos, un cerebro...y me pregunto ¿qué hago aquí? si no sé cómo usar mi propio ser..., si pierdo el tiempo.

R e n i e g o..., r - e - n - i - e - g - o... y nada más, ¿luego qué?, un discurso, una foto, una máscara y por dentro... vacía, un sol que da vida; pero ¿dónde la llovizna que refresca las almas abatidas?, aquella lluvia atroz que enjabona la polución del corazón, la tormenta que hunde al más grande navío cuando nos sabemos enormes siendo tan exiguos.

La poesía no quita el hambre, las palabras no sirven de nada cuando no se encarnan.

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