mayo 11, 2010

De los nombres

Cuán extraño llamarme Miriam, son sólo letras…, ¿qué significarán?, ¿acaso ese ruido me compone?, ¿por qué cuando lo escucho de la voz de alguien más me hará voltear?, ¿soy un animal?, ¿es “Miriam” posiblemente un chiflido que me hace voltear?, ¿qué pasaría si me llamara Caralampio, Romina, Ramira, Rosita, Elvira o Justina como mis abuelitas.

¿Qué pasa si esa composición de letras se transforma, ¿quizá me percibiría distinta?, ¿mi personalidad fuese diferente?, … ¿qué tal Amaranta, o Juana?… (no “juanis”, ni “juanita”, sino Juana…); qué si me llamara Coral o Kitzia…, quizá Corina o Sabrina…, ¿sería Miriam la misma?..., ¿tal vez la sonoridad afecte la autopercepción…?, no lo sé.

1 comentario:

ane dijo...

alguna vez... llegué a cuestionarme lo mismo... sería la misma si fuera alejandra y no alejandrina? o si nunca hubeira aceptado atender a la gente cuando me llaman ane?... seguimos acumulando puntos en la lista de casualidades... casualidades bellas y hermosas me encanta esto