I
Escucho a Dream Theater, cuan hermosa es la música, si yo muriese y me preguntaran si me gustaría repetir mi vida lo haría con tanto gusto, tan sólo para sentir esos ruidos, siento que cuando los escucho, todo se acomoda dentro de mi, o quizá mis órganos empiezan a reaccionar ante tales impulsos… sobre todo con el doble pedal.
Escucho a Dream Theater, cuan hermosa es la música, si yo muriese y me preguntaran si me gustaría repetir mi vida lo haría con tanto gusto, tan sólo para sentir esos ruidos, siento que cuando los escucho, todo se acomoda dentro de mi, o quizá mis órganos empiezan a reaccionar ante tales impulsos… sobre todo con el doble pedal.
II
Te recuerdo como si fuera ayer, parece que estos casi 7 años de ausencia has estado, has sido, te recuerdo y me duele igual y no te dejo ir porque no les creo a esas religiones de conformismo y resignación, tampoco creo en la eterna víctima por la pérdida de un ser querido, simplemente me duele porque te extraño y estás en todas partes, estás en mi música, en mi promesa de ser siempre la mejor mujer…, hasta me dicen que tengo perfil liberal, de francmasón y de lideresa, mas no es así, es que quiero llevar la promesa que te hice hasta la muerte, creo que lo estoy haciendo biliki, hasta fui mención honorífica y lo repetiré hasta el cansancio porque estoy orgullosa…
Por cierto… tengo dos defectos o quizá tres, soy muy orgullosa, vengativa y vanidosa, ¿será porque soy Leo?, no quiero ser mala persona, pero lo acepto, soy vanidosa porque soy bonita, soy orgullosa porque soy inteligente y talentosa y pues soy vengativa porque nadie me gana nunca…, de plano no tengo remedio ¿verdad pa?, pero eso sí, he aprendido a ser sincera y a aceptarme como soy, egocéntrica también, aunque dentro de mis defectillos también soy humilde… no se contrapone a la vanidad, lo juro, soy humilde pero inteligente, talentosa y ¡fui mención! : ).
III
Siento algo raro, me encuentro en una dimensión difícil de entender, por más que trato de acercarme, de tocarla, de sentirla me alejo un poco más, existen torbellinos mentales que no me dan la luz.
IV
No estoy sola, comparto este tren, esta experiencia, este viento con alguien, es individual, es un ente separado de mi, huele rico, es un ente que tiene sentido, que se traslada y siente, nos amamos, esto quiere decir que me hace reír, lo hago reír, me da ternura, lo escucho atenta, me platica sus experiencias, confío en él, me agrada su cuerpo, le gusta abrazarme, acepto y respeto su forma de pensar y ser, soy sincera y puedo ser tal cual soy enfrente de él, jamás habíamos sentido esta libertad, es la primera vez que experimento la transgresión naciente a mi ser, es la primera vez que logro despojarme de mi personaje para ser persona, así mismo lo siento con él, puedo observar la transparencia, se desdobla, me desdoblo, somos libres, te amo.
V
Soy joven, tengo 25 años, me gusta decirlo porque me gusta crecer, envejezco con amor y gracia, me llamo Miriam, mi nombre tiene sonoridad..., no me gustaría llamarme Piedad o Clotilde, me sentiría ajena, me gusta mi nombre, encierra algo que me dice que soy yo.
VI
Agonía de un viejo
Tengo 89 años, mi cuerpo es ultrajado por el tiempo y se va deconstruyendo en comida para cuervos, la mayoría de mis amigos ya no están en esta tierra, casi no me puedo mover, mi mente piensa igual que cuando joven, pero mi cuerpo ya no da para más, cada noche pienso que he de morir, pero me acuerdo que la muerte no es exclusiva de los viejos y me da cierto confort y alegría.
Todo lo que tengo que decir es sobre mi pasado, ya no tengo expectativas sobre mi vida, siempre ando nostálgico, estoy recluido en un asilo y a veces vienen jóvenes a hacer su servicio social, me da cierta envidia verlos así, rebosantes y fuertes, prefiero estar solo, las cosas han cambiado, no puedo comprender a la gente, me siento en otra dimensión, me refugio en la luna, en lo profundo de la noche y a la vez me esperanza el saber que todos hemos de morir.
Ando en silla de ruedas, por dentro tengo ganas de correr, me gusta la vida, pero no puedo hacer nada, este cuerpo ya no me sirve, extraño todo, extraño saber que desperdicié mucho tiempo y hoy quisiera recuperarlo para hacer lo que hoy añoro.
Añoro saber que pronto, muy pronto mi cuerpo yacerá entre cenizas y gusanos, conciente de mi próxima muerte pareciera para mi un suceso sustancial, trascendental para la vida, no obstante no lo es, desapareceré y el Estado dejará de pagar mi pensión, quizá alguien tome mi nombre y se aproveche de ella unos 20 años más, hasta que un tecnócrata le cuestione a un burócrata cuánto tiempo puede vivir un ser humano, es entonces cuando yo estaré muerto, inconciente, sin importancia, desaparecido, en el olvido, en el corral de las almas bajo una tumba encerrado, sin aire, sin viento de los árboles, habré de estar bajo tierra porque el ser humano nos detesta, quiere desaparecer todo rastro de un muerto, nos margina al camposanto para olvidarse en su prisa matinal, en su estrés cotidiano, en su quehacer tan importante… que habrá de morir, por ello esta sociedad se ha vuelto tan enajenadamente trabajadora, olvidando quizá la verdad más absoluta, la certeza de la muerte, yo habré de estar sumergido en el claustro eterno del olvido, quizá si tengo suerte vendrán unos perros y mearán mi tumba, o tal vez un adolescente existencialista grabe un corto sobre zombies…
… y pasarán lluvias, soles ardientes, hojas caídas, horizontes rosados y mi ser quedará en la perennidad bajo esas tierras, solitario, aturdido de silencio, donde los gusanos se dan un festín y la maleza cubre mi reposo, donde las aguas turbias que caen de esa brisa tétrica, oxidan esa cruz, donde la noche y su negrura borran mi epitafio como si urdiera un plan salvaje e inhumano de hacerme invisible ante la existencia, burlándose de mis esperanzas y utopías-… allá afuera se escucha el trajín de un nuevo amanecer, ciudad moderna plagada de máquinas, entes mecanizados viviendo sin conciencia, absortos por el sistema vigente que se ha tragado todo rastro de humanidad y ha sucumbido con la vida en el planeta. Estoy muerto, pero amé en vida y quizá valió la pena.
Agonía de un viejo
Tengo 89 años, mi cuerpo es ultrajado por el tiempo y se va deconstruyendo en comida para cuervos, la mayoría de mis amigos ya no están en esta tierra, casi no me puedo mover, mi mente piensa igual que cuando joven, pero mi cuerpo ya no da para más, cada noche pienso que he de morir, pero me acuerdo que la muerte no es exclusiva de los viejos y me da cierto confort y alegría.
Todo lo que tengo que decir es sobre mi pasado, ya no tengo expectativas sobre mi vida, siempre ando nostálgico, estoy recluido en un asilo y a veces vienen jóvenes a hacer su servicio social, me da cierta envidia verlos así, rebosantes y fuertes, prefiero estar solo, las cosas han cambiado, no puedo comprender a la gente, me siento en otra dimensión, me refugio en la luna, en lo profundo de la noche y a la vez me esperanza el saber que todos hemos de morir.
Ando en silla de ruedas, por dentro tengo ganas de correr, me gusta la vida, pero no puedo hacer nada, este cuerpo ya no me sirve, extraño todo, extraño saber que desperdicié mucho tiempo y hoy quisiera recuperarlo para hacer lo que hoy añoro.
Añoro saber que pronto, muy pronto mi cuerpo yacerá entre cenizas y gusanos, conciente de mi próxima muerte pareciera para mi un suceso sustancial, trascendental para la vida, no obstante no lo es, desapareceré y el Estado dejará de pagar mi pensión, quizá alguien tome mi nombre y se aproveche de ella unos 20 años más, hasta que un tecnócrata le cuestione a un burócrata cuánto tiempo puede vivir un ser humano, es entonces cuando yo estaré muerto, inconciente, sin importancia, desaparecido, en el olvido, en el corral de las almas bajo una tumba encerrado, sin aire, sin viento de los árboles, habré de estar bajo tierra porque el ser humano nos detesta, quiere desaparecer todo rastro de un muerto, nos margina al camposanto para olvidarse en su prisa matinal, en su estrés cotidiano, en su quehacer tan importante… que habrá de morir, por ello esta sociedad se ha vuelto tan enajenadamente trabajadora, olvidando quizá la verdad más absoluta, la certeza de la muerte, yo habré de estar sumergido en el claustro eterno del olvido, quizá si tengo suerte vendrán unos perros y mearán mi tumba, o tal vez un adolescente existencialista grabe un corto sobre zombies…
… y pasarán lluvias, soles ardientes, hojas caídas, horizontes rosados y mi ser quedará en la perennidad bajo esas tierras, solitario, aturdido de silencio, donde los gusanos se dan un festín y la maleza cubre mi reposo, donde las aguas turbias que caen de esa brisa tétrica, oxidan esa cruz, donde la noche y su negrura borran mi epitafio como si urdiera un plan salvaje e inhumano de hacerme invisible ante la existencia, burlándose de mis esperanzas y utopías-… allá afuera se escucha el trajín de un nuevo amanecer, ciudad moderna plagada de máquinas, entes mecanizados viviendo sin conciencia, absortos por el sistema vigente que se ha tragado todo rastro de humanidad y ha sucumbido con la vida en el planeta. Estoy muerto, pero amé en vida y quizá valió la pena.
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