“El principio de la causalidad es la apología de la paranoia” H.Y.
El creer que todo fenómeno tiene una razón de ser es simplemente miedo y la justificación de éste, es ponerse la venda de la razón en los ojos y cerrar la mirada a ultratumba, pues así como los cristianos no ven el origen del universo como un factor fenomenológico y natural, sino de magia y divinidad… de tal forma los científicos cierran sus sentidos vitales y “lógica” a los fenómenos que no pueden definir y se enclaustran en la cárcel abstracta de la matemática.
El Ave Fénix fue despojado de sus sentimientos para odiar, mató a su maestro y su alma murió…
No hay identidades, todos somos personajes, vamos por el mundo con máscaras, nos quitamos una y nos ponemos otra según el momento y las otras máscaras.
Yo no soy nadie, escogí de cuál manera ser y me atribuí formas de actuar que de alguna forma me gustan.
Somos elección, por ello el mal no es por ignorancia del bien, es por pura elección, pues las nociones las tenemos y no estamos bueyes, somos bestias domesticadas y hemos dejado atrás la era del canibalismo para sumergirnos en la etapa del imperialismo-racismo (factor come carne)-poder-dinero-comodidad-sedentarismo.
“No ser persona”, no asumir un papel social ante los demás, desdoblarse hacia la nada, resquebrajarnos ante nosotros, delante de nosotros no tenemos poses sociales ni saludos hipócritas y convencionalismos chafas:
-“¿Cómo has estado?
- Muy bien y ¿tú?
-Bien gracias a Dios
-Que bueno, que gusto me da.
-Bueno bye.
-Adiós
Sin embargo en estos tiempos de enajenación mediática aun en el espejo difícilmente se ve el ser interno, sólo vemos gestos aprendidos, cuerpo y forma, el recuerdo de cómo somos percibidos por los otros. Nos vemos con los ojos ajenos.
Cada persona nos adjetiva, de ahí que tomemos posturas, le añadimos una lentejuela, un aditamento más a la máscara y al contemplarnos olvidamos al ser primigenio que fuimos algún día en la lejana niñez, que de no ser por dichas adjetivaciones, probablemente viviríamos en un estado infantil, sin decir repeticiones automáticas y aburridas, innecesarias.
Y qué pasa cuando yo soy circense y actúo como tal, ¿estoy doblemente actuando?, o con más énfasis, si ser circense es de por si ser-actuando, entonces ser un payaso es ‘ser en el ser humano’, ‘ser en el payaso’, ‘ser en el circo’, tres máscaras en una; por ello de la caída existencial en la mayor población de payasos, de los cuales muy pocos resisten al oficio de fingir sonrisas y querer hacer felices a los niños, es por ello que le pierden el sentido a la risa y se olvidan de ella, como cuando alguien repite una palabra varias veces hasta perderse en la divagación y ver sólo letras, de ahí ver sólo rayas, luego sólo tinta, luego manchones, garabatos.
Las personas son conceptos, palabras acumuladas a lo largo de la vida, frases, clichés, sin eso somos mudos, poco, casi nada, sólo cuerpo.
Decimos “yo no pudiera ser actor”, no obstante nuestra principal carrera es la actuación, concientes o no lo hacemos, algunos nefasto y otros muy bien. La otredad es nuestro público, los medios, los artistas son pura falsedad, epitomizan el vacío del ser, aun queriendo hacerlo, disfrutándolo y siendo tan bien pagado. Pero porqué es tan bien pagado eso de la actuada, “al pueblo pan y circo”, necesitamos del opio para adormecernos y cerrar la puerta del pensar, algunos viven felices en ello, otros… al hacer conciencia se resquebrajan como perros de paja y huyen cubriéndose bajo la sombra de la ignorancia que lo perdona todo y diluye nuestra mediocridad para enfrentar un mundo como éste, disuelve la pereza de no querer entrarle con huevos y a patadas a la realidad que nos ofrecen los medios, una realidad malograda, diseñada en bolsitas de ready-made que nos desmenuzan todo para no ver el camino, para no conocer los procesos, todo esto no es más que mutilación cerebral.
Del placer de la espera
La espera es tiempo, no existe la espera, sólo se sufre si se le percibe con desesperación, las personas se quebrantan el alma al hacer filas, el factor tiempo funciona cual monstruo que los empuja hacia el abismo, sin embargo si nos ponemos en el plan de “la espera” nada tendría valor en este pasaje efímero y fútil de la existencia, esperaríamos la muerte y nada más; el ingenio radica en saber cuáles pasatiempos tomar, ya sea tejer, estudiar, bailar, la música; hay tanto en que entretenerse que resulta absurdo decir el aburrimiento, el estar aburrido significa no pensar y dejarnos llevar por el destino, del “que sea lo que Dios quiera”, del “ya estaría de Dios”, del “Dios proveerá”, ya basta de cruzar los brazos y sentarse, hay muchos caminos a elegir, es sólo cuestión de enfrentarse a golpes con uno mismo y dejar atrás el aletargamiento en el que hemos vivido. Somos una sociedad dormida en espera de Dios, del Estado, del DIF Municipal, de la gente que pasa por el puente, somos mártires de la desesperanza.
Cualquier cosa deseada se puede conseguir, o mínimo su equivalente, como diría el mexicano en tiempos de paz y de mundial “SÍ SE PUEDE”, suena muy esperanzado, más no con el tipo de esperanza muda y quieta, paralizada; sino con la esperanza en manos y pies que trabajan por ello hasta sangrar; pero no al “éxito”, no a la “excelencia” (conceptos mercadológicos para hacer que trabaje el huevón).
El ethos mexicano está compuesto de días festivos, de martes de 2x1 en pizza y de ahí las chelas, de miércoles de 2x1 en el cinepolis y después las chelas, o ¿porqué no?… adentro del cine, de 3x1 en el chez, de sábado de fiesta y domingo de playa y fútbol, coca-cola y un seisito pa’ la cruda. Este ethos tiene un sentido muy fuerte, le da en la torre de cierta forma al monopolio extranjero y ellos le batallan para que uno trabaje duro. Nosotros no somos así, se nos tiene que supervisar para seguir en la chamba, de no ser así en cualquier descuido echamos relajo, “el relajar” allí lo dice todo.
Probablemente nuestra forma de ser se deba al clima y a la abundante vegetación que se encuentra en la mayor parte del país.
…. Retomando la espera, tenemos que despertar del tiempo, esa venda que tenemos en los sentidos nos apacigua y se desechan oportunidades en el enajenamiento rencoroso de la espera; que la fila no sea problema, es tiempo para convivir con nosotros y olvidarnos un poco de amigos y parientes, hay que voltear hacia sí, al inner-self que se diluye entre el tiempo y la gente.
Bueno, pero contradiciéndome, ¿cuál es el pecado de ser un actor?, si actores no fuésemos, ¿el ser estaría amorfo?, ¿seríamos cual los gusanos o ratones?. No seamos radicales, ¿porqué entonces la naturaleza de actor del hombre es “mala”?, solamente se convierte en gran pecado cuando no se es conciente de que somos pose y hemos sido alimentados a escrutinio con prejuicios y repeticiones, o le llamamos “bueno” cuando se elige concientemente cuál papel se quiere representar, la persona es un oscilamiento de formas, definámosle amorfa entonces.
Yo quiero amores de a caballo
Deseo que el día dure 8 horas, la noche 25 horas y que nuestro cuerpo únicamente requiera dormir 3 horas.
Dicen que nada dura para siempre, aun ningún sentimiento es perenne, va evolucionando según se le alimente, dándole besitos, acariciándolo, no dejándolo caer, ¿entonces para qué los miedos?, si todo está en esa famosa voluntad y ganas de querer.
Yo quiero amar como amaban los viejitos de hoy, los jóvenes del pasado, pero con la pasión de los amantes prohibidos, con pasiones a muerte, con romanticismos exacerbados pero verdaderos, bohemia a la Pedro Infante y con un final feliz, entregándolo todo, sabiendo de antemano que no hay dudas ni por aquí ni por allá.
Quiero hacer huevos rancheros, tortillas de harina a mano y llevar jugo de naranja a la cama con un platito de frutas y un pan tostado con mermelada de fresa. Quiero disfrazarme aun cuando no sea halloween, hincarme ante imágenes paganas y hacer tonterías de la mano de alguien.
El fractal
Yo soy mi papá y mi mamá, yo soy mis abuelos Carlos y Justina, Elvira y Vicente, soy mis bisabuelos Leonor y Leonardo, Apolinar y María, soy mis tatas Miriam y José, y sabe Dios que tanta familia tengo regada en el tiempo.
Me gusta mi presente, me agrada ser yo y sentir en esta sangre el sabor a siglos, el perfume maternal de mi abuelita Tina, el carácter noble de mi papá, la voluntad de mi abuelo, la terquedad de mi mamá, … mi mamá es hermosa, es una mujer a la cual me quisiera parecer un poquito, su risa no se compara con nada.
Me hubiese gustado ver mucho más tiempo a mi papá, tenerlo bien cerquita, conseguir sangre, venas, corazón, huesos, una bondad extrema y unos ojos tristes, darle un Big Bang al universo y que sus partículas se vuelvan a formar. Esa muerte es de las que no se entierran ni con el polvo de los siglos, la llevaré a cuestas cada momento, aun en mis 80 años seguiré deseando un padre, no hay reemplazo, no hay otra constitución idónea de ese Manuel que se fue, aun si me presentan un clón sería rechazado… lo extraño.
Este es un ligero recuento de lo que era él:
El trío Los Panchos, el fútbol (chivas), acción los domingos, karaokes, tacos, José Alfredo Jiménez, Pedro Infante, Vicente Fernández, los albures, las películas de los Albañiles, los programas de animalitos, selecciones del Reader Digest, admiración por la música, Pérez Prado, cumbias, Buddy Holly, Chuck Berry, The Birds, The Beatles, Beach Boys, The Jefferson Airplane, Pink Floyd, Bee Gees, compilaciones de rock de los 50’s y 60’s, novelas de televisa (algunas), hot cakes los domingos, largas caminatas hacia donde fuera, choques de carros cada año en otay, baseball en los campos de otay, ir con mi tío José y tirarle piedras a su casa y le gritaba “!ya sal hijo de tu chingadísima madre, no te hagas guey!”, y el tío contestaba sonriente “!cállate cabrón, que hay damas y ya pásale”! y se ponían a jugar interminables juegos de baraja y dominó.
Ir con mi abuelita los domingos y llevar pan para tomar con café y platicar de los niños, ir con mi tía Chayito y mi tío Juven a contar chistes y grabarlos, siempre tuvo esa manía de grabarlo todo, ojalá la vida me regalara muchos sueños lindos con él.
Poco a poco se aleja, mi recuerdo se extingue y no quiero, mi mano se va separando de su abrazo, pero yo lo voy a retener, no lo pienso dejar ir de mi recuerdo, papá… me acompañarás el resto de mis días. Tú y el recuerdo de mis pláticas de rock and roll cuando yo tenía 13 y tú 45.
Adiós Wizard of Oz
He tirado a la basura el objeto en el cual depositaba mis tristezas, el icono de lo que fue y significó mucho para mi; nada tan saludable para el alma como ya no ver nunca más ese anillo en el que depositaba una dualidad lastimosa y exaltada. Ese baúl de mi vida no lo volveré a ver jamás, el viento y los años lo engullirán en un torbellino de polillas y el tiempo con su mano sabia y destructora espolvoreará las cenizas en el mar del pasado.
El creer que todo fenómeno tiene una razón de ser es simplemente miedo y la justificación de éste, es ponerse la venda de la razón en los ojos y cerrar la mirada a ultratumba, pues así como los cristianos no ven el origen del universo como un factor fenomenológico y natural, sino de magia y divinidad… de tal forma los científicos cierran sus sentidos vitales y “lógica” a los fenómenos que no pueden definir y se enclaustran en la cárcel abstracta de la matemática.
El Ave Fénix fue despojado de sus sentimientos para odiar, mató a su maestro y su alma murió…
No hay identidades, todos somos personajes, vamos por el mundo con máscaras, nos quitamos una y nos ponemos otra según el momento y las otras máscaras.
Yo no soy nadie, escogí de cuál manera ser y me atribuí formas de actuar que de alguna forma me gustan.
Somos elección, por ello el mal no es por ignorancia del bien, es por pura elección, pues las nociones las tenemos y no estamos bueyes, somos bestias domesticadas y hemos dejado atrás la era del canibalismo para sumergirnos en la etapa del imperialismo-racismo (factor come carne
“No ser persona”, no asumir un papel social ante los demás, desdoblarse hacia la nada, resquebrajarnos ante nosotros, delante de nosotros no tenemos poses sociales ni saludos hipócritas y convencionalismos chafas:
-“¿Cómo has estado?
- Muy bien y ¿tú?
-Bien gracias a Dios
-Que bueno, que gusto me da.
-Bueno bye.
-Adiós
Sin embargo en estos tiempos de enajenación mediática aun en el espejo difícilmente se ve el ser interno, sólo vemos gestos aprendidos, cuerpo y forma, el recuerdo de cómo somos percibidos por los otros. Nos vemos con los ojos ajenos.
Cada persona nos adjetiva, de ahí que tomemos posturas, le añadimos una lentejuela, un aditamento más a la máscara y al contemplarnos olvidamos al ser primigenio que fuimos algún día en la lejana niñez, que de no ser por dichas adjetivaciones, probablemente viviríamos en un estado infantil, sin decir repeticiones automáticas y aburridas, innecesarias.
Y qué pasa cuando yo soy circense y actúo como tal, ¿estoy doblemente actuando?, o con más énfasis, si ser circense es de por si ser-actuando, entonces ser un payaso es ‘ser en el ser humano’, ‘ser en el payaso’, ‘ser en el circo’, tres máscaras en una; por ello de la caída existencial en la mayor población de payasos, de los cuales muy pocos resisten al oficio de fingir sonrisas y querer hacer felices a los niños, es por ello que le pierden el sentido a la risa y se olvidan de ella, como cuando alguien repite una palabra varias veces hasta perderse en la divagación y ver sólo letras, de ahí ver sólo rayas, luego sólo tinta, luego manchones, garabatos.
Las personas son conceptos, palabras acumuladas a lo largo de la vida, frases, clichés, sin eso somos mudos, poco, casi nada, sólo cuerpo.
Decimos “yo no pudiera ser actor”, no obstante nuestra principal carrera es la actuación, concientes o no lo hacemos, algunos nefasto y otros muy bien. La otredad es nuestro público, los medios, los artistas son pura falsedad, epitomizan el vacío del ser, aun queriendo hacerlo, disfrutándolo y siendo tan bien pagado. Pero porqué es tan bien pagado eso de la actuada, “al pueblo pan y circo”, necesitamos del opio para adormecernos y cerrar la puerta del pensar, algunos viven felices en ello, otros… al hacer conciencia se resquebrajan como perros de paja y huyen cubriéndose bajo la sombra de la ignorancia que lo perdona todo y diluye nuestra mediocridad para enfrentar un mundo como éste, disuelve la pereza de no querer entrarle con huevos y a patadas a la realidad que nos ofrecen los medios, una realidad malograda, diseñada en bolsitas de ready-made que nos desmenuzan todo para no ver el camino, para no conocer los procesos, todo esto no es más que mutilación cerebral.
Del placer de la espera
La espera es tiempo, no existe la espera, sólo se sufre si se le percibe con desesperación, las personas se quebrantan el alma al hacer filas, el factor tiempo funciona cual monstruo que los empuja hacia el abismo, sin embargo si nos ponemos en el plan de “la espera” nada tendría valor en este pasaje efímero y fútil de la existencia, esperaríamos la muerte y nada más; el ingenio radica en saber cuáles pasatiempos tomar, ya sea tejer, estudiar, bailar, la música; hay tanto en que entretenerse que resulta absurdo decir el aburrimiento, el estar aburrido significa no pensar y dejarnos llevar por el destino, del “que sea lo que Dios quiera”, del “ya estaría de Dios”, del “Dios proveerá”, ya basta de cruzar los brazos y sentarse, hay muchos caminos a elegir, es sólo cuestión de enfrentarse a golpes con uno mismo y dejar atrás el aletargamiento en el que hemos vivido. Somos una sociedad dormida en espera de Dios, del Estado, del DIF Municipal, de la gente que pasa por el puente, somos mártires de la desesperanza.
Cualquier cosa deseada se puede conseguir, o mínimo su equivalente, como diría el mexicano en tiempos de paz y de mundial “SÍ SE PUEDE”, suena muy esperanzado, más no con el tipo de esperanza muda y quieta, paralizada; sino con la esperanza en manos y pies que trabajan por ello hasta sangrar; pero no al “éxito”, no a la “excelencia” (conceptos mercadológicos para hacer que trabaje el huevón).
El ethos mexicano está compuesto de días festivos, de martes de 2x1 en pizza y de ahí las chelas, de miércoles de 2x1 en el cinepolis y después las chelas, o ¿porqué no?… adentro del cine, de 3x1 en el chez, de sábado de fiesta y domingo de playa y fútbol, coca-cola y un seisito pa’ la cruda. Este ethos tiene un sentido muy fuerte, le da en la torre de cierta forma al monopolio extranjero y ellos le batallan para que uno trabaje duro. Nosotros no somos así, se nos tiene que supervisar para seguir en la chamba, de no ser así en cualquier descuido echamos relajo, “el relajar” allí lo dice todo.
Probablemente nuestra forma de ser se deba al clima y a la abundante vegetación que se encuentra en la mayor parte del país.
…. Retomando la espera, tenemos que despertar del tiempo, esa venda que tenemos en los sentidos nos apacigua y se desechan oportunidades en el enajenamiento rencoroso de la espera; que la fila no sea problema, es tiempo para convivir con nosotros y olvidarnos un poco de amigos y parientes, hay que voltear hacia sí, al inner-self que se diluye entre el tiempo y la gente.
Bueno, pero contradiciéndome, ¿cuál es el pecado de ser un actor?, si actores no fuésemos, ¿el ser estaría amorfo?, ¿seríamos cual los gusanos o ratones?. No seamos radicales, ¿porqué entonces la naturaleza de actor del hombre es “mala”?, solamente se convierte en gran pecado cuando no se es conciente de que somos pose y hemos sido alimentados a escrutinio con prejuicios y repeticiones, o le llamamos “bueno” cuando se elige concientemente cuál papel se quiere representar, la persona es un oscilamiento de formas, definámosle amorfa entonces.
Yo quiero amores de a caballo
Deseo que el día dure 8 horas, la noche 25 horas y que nuestro cuerpo únicamente requiera dormir 3 horas.
Dicen que nada dura para siempre, aun ningún sentimiento es perenne, va evolucionando según se le alimente, dándole besitos, acariciándolo, no dejándolo caer, ¿entonces para qué los miedos?, si todo está en esa famosa voluntad y ganas de querer.
Yo quiero amar como amaban los viejitos de hoy, los jóvenes del pasado, pero con la pasión de los amantes prohibidos, con pasiones a muerte, con romanticismos exacerbados pero verdaderos, bohemia a la Pedro Infante y con un final feliz, entregándolo todo, sabiendo de antemano que no hay dudas ni por aquí ni por allá.
Quiero hacer huevos rancheros, tortillas de harina a mano y llevar jugo de naranja a la cama con un platito de frutas y un pan tostado con mermelada de fresa. Quiero disfrazarme aun cuando no sea halloween, hincarme ante imágenes paganas y hacer tonterías de la mano de alguien.
El fractal
Yo soy mi papá y mi mamá, yo soy mis abuelos Carlos y Justina, Elvira y Vicente, soy mis bisabuelos Leonor y Leonardo, Apolinar y María, soy mis tatas Miriam y José, y sabe Dios que tanta familia tengo regada en el tiempo.
Me gusta mi presente, me agrada ser yo y sentir en esta sangre el sabor a siglos, el perfume maternal de mi abuelita Tina, el carácter noble de mi papá, la voluntad de mi abuelo, la terquedad de mi mamá, … mi mamá es hermosa, es una mujer a la cual me quisiera parecer un poquito, su risa no se compara con nada.
Me hubiese gustado ver mucho más tiempo a mi papá, tenerlo bien cerquita, conseguir sangre, venas, corazón, huesos, una bondad extrema y unos ojos tristes, darle un Big Bang al universo y que sus partículas se vuelvan a formar. Esa muerte es de las que no se entierran ni con el polvo de los siglos, la llevaré a cuestas cada momento, aun en mis 80 años seguiré deseando un padre, no hay reemplazo, no hay otra constitución idónea de ese Manuel que se fue, aun si me presentan un clón sería rechazado… lo extraño.
Este es un ligero recuento de lo que era él:
El trío Los Panchos, el fútbol (chivas), acción los domingos, karaokes, tacos, José Alfredo Jiménez, Pedro Infante, Vicente Fernández, los albures, las películas de los Albañiles, los programas de animalitos, selecciones del Reader Digest, admiración por la música, Pérez Prado, cumbias, Buddy Holly, Chuck Berry, The Birds, The Beatles, Beach Boys, The Jefferson Airplane, Pink Floyd, Bee Gees, compilaciones de rock de los 50’s y 60’s, novelas de televisa (algunas), hot cakes los domingos, largas caminatas hacia donde fuera, choques de carros cada año en otay, baseball en los campos de otay, ir con mi tío José y tirarle piedras a su casa y le gritaba “!ya sal hijo de tu chingadísima madre, no te hagas guey!”, y el tío contestaba sonriente “!cállate cabrón, que hay damas y ya pásale”! y se ponían a jugar interminables juegos de baraja y dominó.
Ir con mi abuelita los domingos y llevar pan para tomar con café y platicar de los niños, ir con mi tía Chayito y mi tío Juven a contar chistes y grabarlos, siempre tuvo esa manía de grabarlo todo, ojalá la vida me regalara muchos sueños lindos con él.
Poco a poco se aleja, mi recuerdo se extingue y no quiero, mi mano se va separando de su abrazo, pero yo lo voy a retener, no lo pienso dejar ir de mi recuerdo, papá… me acompañarás el resto de mis días. Tú y el recuerdo de mis pláticas de rock and roll cuando yo tenía 13 y tú 45.
Adiós Wizard of Oz
He tirado a la basura el objeto en el cual depositaba mis tristezas, el icono de lo que fue y significó mucho para mi; nada tan saludable para el alma como ya no ver nunca más ese anillo en el que depositaba una dualidad lastimosa y exaltada. Ese baúl de mi vida no lo volveré a ver jamás, el viento y los años lo engullirán en un torbellino de polillas y el tiempo con su mano sabia y destructora espolvoreará las cenizas en el mar del pasado.