De la más baja ralea es el traidor,
cual Bruto a Julio César,
la estocada más severa,
a mis espaldas,
en un silencio hipócrita.
Y pasas frente a mí,
con tu dulce vuelo,
surcando los vientos,
revoloteando tus gráciles alas,
petulante en tu ingravidez.
!Y me recuerdas mi origen mamífero!,
mi cualidad humana terrenal, burda,
de un ser precipitado a la vida
que tiene como destino último
el sepulcro y la nada.
Es entonces que llegas,
!Impostor!
agraviando mi humanidad,
y toda la filosofía, la ciencia,
las grandes revoluciones,
los grandes imperios,
se desvanecen,
ante tu agobiante ser
que me obliga a hacerte un poema
cuando debería estar estudiando
para mi próximo examen.
!Oh zancudo de mis pesares nocturnos!
!Deja de irrumpir en mi existencia y muere ya!
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