Un concierto cósmico en mi cerebro, las notas se deslizan de un lado a otro, puedo percibir cuando van de tímpano a tímpano, son tin tin, tan tan, cosquillas al oído, un ramillete de tics, un estruendo suave.
Quisiera no morir jamás sólo para escuchar música, una y otra vez, mis venas y mis adentros siendo inundados de vibraciones en armonía.
Escucho la estática, una por una, las puedo contar.
En cada tecla, rasgueo, una intención, y en una magia incomprensible se juntan las intenciones de todos, y resulta una sola, que duele o hace agitar de tanta emoción.
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