CÁLIDO
El sopor de las alcantarillas se mezclaba con la brisa y el perfume de aquella dama, supe en ese instante primero que también sería el último.
EL MURO
1989. Cada noche Alexander velaba en aquel muro, más de veinte años esperó reencontrarse con su amada, guardó las cartas, quiso brincarse dos veces, un balazo en la pierna lo dejó cojo, su casa fue intervenida.
Pero se llegó la hora, cayó el muro, corrió a su antigua casa, tocó el timbre, cartas en mano y corazón latiente.
Una mujer abre la puerta, él sonríe y solloza ilusionado, se escuchan pasos pesados, un hombre panzón se acerca y la abraza con una mano y en la otra una hamburguesa de MCDonalds aparece. La señora avejentada por las gracias del capitalismo no sabe qué decir, sólo sorbe su Coca-cola light y traga su nugget de pollo.
Él entrega las cartas decepcionado, pero ahora sin esperanza ni suelo dónde pisar.
ESPERO
No me pienso rendir, sé que entre 7.2 billones de personas habrá alguien a quien comprenda y me haga sentir como una reina.
No quiero ser sólo animal, deseo encontrar la trascendencia en compartir con alguien lo poco trascendente que soy, y juntos, pero juntos... hundirnos en la nada, para así compartir el vacío que somos.
DANZA
Huesos en movimiento, alegría que se desborda por los ojos y resbala en los hombros, conscientes de que somos cuerpo y pies y manos, !somos lenguaje nuevo!
Floto entre gestos irregulares, danzar es lanzar poesía al viento, me desdoblo, muestro mi revés, !no quiero morir jamás!
PIEDRA
Hecha de eternidad, encantada, ruedas lento y en tu quietud, horas del día son plasmadas, grano a grano vas, esperas, no hay prisa ni tiempo, alborea la mañana, ahí sigues, sentada en la existencia, sin dar un grito, en calma.
Anochece y el frío viento te roza las caderas, sientes, aprendes a bailar al ritmo de otros, llega la lluvia, caricia de la noche, te da forma, es tu destino, testigo de la historia, imperios van, vienen, ahí sigues, estoica en tu rodar, aceptando tu cruz, guardas secretos, la montaña es tu hogar, vas al desierto, ahora ruedas al fondo del mar y tu vientre por fin florece, !oh vida tuya mi piedra!
TALISMÁN
Hay objetos que el tiempo inmortaliza, en los que fue depositado un amor o una promesa; después su propietario muere y sus pequeños tesoros son vendidos, luego nosotros, gente del futuro, los vemos, los tocamos y algo sentimos en ese broche, ese anillo, ese escapulario, y al hacerlo de súbito salta una caricia al corazón.
Empatizamos con esos ayeres, como si de un delgado hilo de tiempo pendiera aquella vida y su secreto o pasión.
Las cosas no son sólo cosas.
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