febrero 08, 2014

Camposanto

¿Cuáles son las últimas palabras?,
las palabras no dichas de los muertos,
palabras que se las lleva el viento
y se hunden en lo profundo del tiempo.

La luna amarillea en el follaje,
pero nadie ve ni escucha...
ni siquiera el silencio,
tierra que oprime el pecho,
cuencas vacías donde hubo luz,
cada tumba es un abismo,
el más profundo,
de vida, de tiempo y de olvido,
un laberinto de agua,
que nos pierde y
quienes fuimos ya nunca seremos,
arena sin nombre,
exiliados del mundo de los vivos,
nadie nunca.

Y llega el último día,
las últimas horas,
la última mirada,
lo último,
lo último,
lo último,
un reloj que se quiebra,
manecillas que se clavan en el pecho,
"allá en el fondo está la muerte",
decía el poeta.

Y en ese último instante la tarde de la infancia me irrumpe fresca,
la danza que hizo al cuerpo sentirse cuerpo me hace ritmo,
el callejón sepia del recuerdo me camina lento,
monocordio, notas de piano, notas de su voz,
el dulzor anaranjado del primer amanecer reaparece,
el fuego del café como una marejada calidece,
y su mano, su tibia mano me toma otra vez por primera vez.

Después, la idea del nunca se incrusta en los segundos,
y hay que decir adiós todos los días,
de esta conciencia de sabernos vivos,
de sal, de flores, de lluvia, de colores,
de sus besos, de su risa, de su cuerpo,
porque somos de polvo y de agonía,
y antes y después de ser no fuimos.

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