enero 15, 2014

Mi hijo.

Me encontraba en un campo de concentración, a punto de ser mandada a una cámara de gas, por ahí andaba un bebé de aproximadamente un año de edad, era varón, me escapé de la fila, robé un pedazo de pan, robé al niño que también tenía el mismo destino y me fui corriendo, lo arropé con la poca ropa que yo traía, le di de comer, el bebé me abrazó como prendiéndose a la vida, estaba tan pálido de hambre que cuando le di de comer me dio un beso, lo abracé y me abrazó, se incrustó en mi persona, ambos teníamos la sensación de que no podríamos vivir el uno sin el otro de aquí en adelante, logré escapar y salvé a mi hijo.

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