Las cosas cambian, la vida se vuelve tragedia, se escurre, se desacomoda, se diluye en tiner y marea, la existencia adquiere realidad y es broma funesta, ya no se sabe una certeza, broma nefasta, broma absurda y burlona; (¿de qué me sirves punto y coma?) las puedo escuchar, esas carcajadas perversas, malsanas de quien sabe qué demiurgo que no tiene en qué entretenerse, pero me asomo y no hay nada…, entonces me duele más la burla, porque no viene de nadie, sólo se burla sin boca, sin mente y nos hace llorar. Cuan oscuro es, cuan dolorosa y temible es la existencia, pero es curioso experimentarla, tengo derecho a quejarme, a sentir que de no ser por la música este absurdo sería blanco, ciego, desértico, gris y abandonado, sería inútil y lo más seguro es que los humanos seríamos más autómatas de lo que somos.
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