Sería muy gracioso que por una falla en el tiempo, mañana despertáramos en 1893 y todo fuera victoriano, sin celulares, sin vacunas, sin autos veloces, sin instagram, sin facebook, sin aviones. Pero que tuviéramos el recuerdo de todo y que nadie se acordara cómo inventar los "progresos del siglo XX-XXI".
Que nada más tuviéramos esa sensación de aburrimiento y vacío, de no comprender nada, de sentir que estamos siempre al borde del abismo, del vómito, del llanto, sin encontrarnos, estancados en nuestra efímera y burda condición de mamíferos pensantes.
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