Niños que nadan en las nubes,
no necesitan más que amor,
sueñan por la tarde,
sueñan las estrellas,
sueñan la lluvia,
sueñan que sueñan.
Gritos cariñosos,
travesuras interminables,
grandes que son niños,
niños que son grandes.
Y entre toda la locura de los días,
están ellas, están ellos,
juguetones, amorosos,
efervescentes, vivos,
y son ellos, ellas quienes
me abrazan, me quieren, me extrañan
mientras yo los abrazo, los quiero, los extraño.
Adolescente, adolece,
ente que efluvia por los poros,
los ojos, las manos
y hacen fiesta de la vida.
Almas de colores,
colores que encienden,
encienden los días,
días bonitos,
bonitos niños,
niños míos,
míos.
Travesura,
traviesos,
travesiando,
travesurando,
traviesillos.
!Tardes de destellos!,
ellos,
con sus miradas,
hadas,
y sus sonrisas,
lisas,
que brindan belleza,
esa.
Juventud es la esperanza, juventud,
llovizna fresca, llovizna,
la vida inicia, la vida,
y bella es, !muy bella!
Mis niños cantores,
son azules,
son de fresa,
son un mambo,
son un tango.
Una burbuja de alegría cada clase es,
una burbuja de fiesta cada instante es.
¿Será la juventud una ilusión o un
regalo de algún dios?
¿Qué les espera en la vida niños míos?
Sus vidas son relámpago y trueno,
son marea que no acaba por eclosionar,
son aves que no se cansan de cantar.
Uga uga, troc troc, tic tac, se va,
tururu, lalala, ooohhh, ahhhhhhhh.
El tiempo se irá, pero no hay que olvidar,
ni dejar de visitar, de extrañar, de amar.
La juventud llora, de tanta brevedad,
La juventud nació sintiendo nostalgia,
La juventud murió cuando tú la dejaste morir.
!Vive siempre joven!,
!joven vive siempre!
Ser joven es un estado del alma,
del alma es un estado el ser joven.
!Así que ríe, carcajea, enloquece!
pero nunca dejes de ser niño.
!401 crece, despierta, vive!,
ama, y acuérdate de mi.
que siempre perenne e inmutable
los esperaré. <3 :="" p="">3>
febrero 21, 2014
febrero 11, 2014
Carretera
La carretera era nuestra,
el cielo pintaba de un azul boreal,
a un costado la hierba brillaba lunar,
y el viento frío, !oh!, el viento era frío.
Siempre hubo risas,
siempre hubo corazón,
una ligera sospecha de
que esto sería por siempre,
y la música nos acompañó.
Hojas caídas,
nieve,
viento,
calor,
lluvia.
Una vida que tuvo su propia dimensión,
y que fue plena, completa, perfecta;
todo lo tuvimos, rock, guitarra, filosofía,
amor, risa, poesía, amistad, conquián.
Pero la vida avanza vertiginosa,
la vida nos arrastra cruel y ciega,
la vida no espera a nadie,
la vida gira y no mira que alguna vez fuimos.
La carretera a tu lado siempre será memoria,
una fotografía de luna, viento,
un cielo boreal de invierno,
tu rostro sonriente,
y la alegría fue tanta
que derramaba por los ojos.
Toda la vida tú en mi vida,
todos los días tú en el recuerdo,
todas las horas tu abrazo,
todas las lunas tu voz.
Y hasta el último segundo
de mis días...tu mano en la mía.
el cielo pintaba de un azul boreal,
a un costado la hierba brillaba lunar,
y el viento frío, !oh!, el viento era frío.
Siempre hubo risas,
siempre hubo corazón,
una ligera sospecha de
que esto sería por siempre,
y la música nos acompañó.
Hojas caídas,
nieve,
viento,
calor,
lluvia.
Una vida que tuvo su propia dimensión,
y que fue plena, completa, perfecta;
todo lo tuvimos, rock, guitarra, filosofía,
amor, risa, poesía, amistad, conquián.
Pero la vida avanza vertiginosa,
la vida nos arrastra cruel y ciega,
la vida no espera a nadie,
la vida gira y no mira que alguna vez fuimos.
La carretera a tu lado siempre será memoria,
una fotografía de luna, viento,
un cielo boreal de invierno,
tu rostro sonriente,
y la alegría fue tanta
que derramaba por los ojos.
Toda la vida tú en mi vida,
todos los días tú en el recuerdo,
todas las horas tu abrazo,
todas las lunas tu voz.
Y hasta el último segundo
de mis días...tu mano en la mía.
febrero 08, 2014
Camposanto
¿Cuáles son las últimas palabras?,
las palabras no dichas de los muertos,
palabras que se las lleva el viento
y se hunden en lo profundo del tiempo.
La luna amarillea en el follaje,
pero nadie ve ni escucha...
ni siquiera el silencio,
tierra que oprime el pecho,
cuencas vacías donde hubo luz,
cada tumba es un abismo,
el más profundo,
de vida, de tiempo y de olvido,
un laberinto de agua,
que nos pierde y
quienes fuimos ya nunca seremos,
arena sin nombre,
exiliados del mundo de los vivos,
nadie nunca.
Y llega el último día,
las últimas horas,
la última mirada,
lo último,
lo último,
lo último,
un reloj que se quiebra,
manecillas que se clavan en el pecho,
"allá en el fondo está la muerte",
decía el poeta.
Y en ese último instante la tarde de la infancia me irrumpe fresca,
la danza que hizo al cuerpo sentirse cuerpo me hace ritmo,
el callejón sepia del recuerdo me camina lento,
monocordio, notas de piano, notas de su voz,
el dulzor anaranjado del primer amanecer reaparece,
el fuego del café como una marejada calidece,
y su mano, su tibia mano me toma otra vez por primera vez.
Después, la idea del nunca se incrusta en los segundos,
y hay que decir adiós todos los días,
de esta conciencia de sabernos vivos,
de sal, de flores, de lluvia, de colores,
de sus besos, de su risa, de su cuerpo,
porque somos de polvo y de agonía,
y antes y después de ser no fuimos.
las palabras no dichas de los muertos,
palabras que se las lleva el viento
y se hunden en lo profundo del tiempo.
La luna amarillea en el follaje,
pero nadie ve ni escucha...
ni siquiera el silencio,
tierra que oprime el pecho,
cuencas vacías donde hubo luz,
cada tumba es un abismo,
el más profundo,
de vida, de tiempo y de olvido,
un laberinto de agua,
que nos pierde y
quienes fuimos ya nunca seremos,
arena sin nombre,
exiliados del mundo de los vivos,
nadie nunca.
Y llega el último día,
las últimas horas,
la última mirada,
lo último,
lo último,
lo último,
un reloj que se quiebra,
manecillas que se clavan en el pecho,
"allá en el fondo está la muerte",
decía el poeta.
Y en ese último instante la tarde de la infancia me irrumpe fresca,
la danza que hizo al cuerpo sentirse cuerpo me hace ritmo,
el callejón sepia del recuerdo me camina lento,
monocordio, notas de piano, notas de su voz,
el dulzor anaranjado del primer amanecer reaparece,
el fuego del café como una marejada calidece,
y su mano, su tibia mano me toma otra vez por primera vez.
Después, la idea del nunca se incrusta en los segundos,
y hay que decir adiós todos los días,
de esta conciencia de sabernos vivos,
de sal, de flores, de lluvia, de colores,
de sus besos, de su risa, de su cuerpo,
porque somos de polvo y de agonía,
y antes y después de ser no fuimos.
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